El 3 de enero de 1874, cuando Castelar perdió una moción de confianza y se procedió a la elección de un nuevo presidente (el federalista Eduardo Palanca), Pavía hizo llegar una nota al presidente de las Cortes, Nicolás Salmerón, ordenándole que "desaloje el local".2 Los diputados no obedecieron la orden y permanecieron en sus asientos, aunque terminaron haciéndolo cuando una dotación de la Guardia Civil se presentó en el hemiciclo y los desalojó, disolviendo las Cortes y dando fin al régimen parlamentario republicano.
Tras el golpe de Estado, Pavía convocó a todos los partidos políticos —excepto cantonalistas, federalistas y carlistas— para formar un gobierno de concentración nacional, que daría el poder al general Serrano, comenzando así una suerte de dictadura republicana que culminaría con la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII.