El cine sonoro en su acepción más amplia no nació en 1927, con el estreno de la obra de Alan Crosland, sino que nació con el surgimiento del cine. Aunque no se puede considerar como « sonora » en su plenitud, sí se puede decir que El cantor de jazz es la primera película que incorpora el sonido en algunas escenas.
La gran mayoría de los realizadores de finales del siglo XIX y principios del XX ya perseguían la sonoridad del cine, aunque todavía no había medios tecnológicos suficientes para conseguirlo. La idea de un cine sonoro es, pues ; intrínseca a la propria naturaleza del cine.
En un principio, la sonorización de las películas se realizaba por medios muy arcaicos. Un comentador iba narrando a los espectadores in situ lo que acontecía en la pantalla. Poco después , se relegó este figura presencial por una « tecnología » más avanzada que sincronizaba la imagen con el sonido, aunque todavía no se puede hablar de una intregración de la banda de imagen y de sonido en un mismo soporte. La primera exhibición pública conocida del cine sonoro fue proyectada en París en 1900,
La pista de sonido fue uno de los primeros intentos de un nuevo sistema sonoro. Una de las alternativas fue dada por De Forest : el sonido estaba grabado fotográficamente en un lado de la cinta de la película junto a la banda de imagen. Aunque este método tuvo su competidor en el sonido en disco -el sistema Vitaphone desarrollado por Warner Bros-, finalmente ganó la batalla tecnológica el sistema de De Forest.
El cantor de jazz se realizó con la tecnología Vitaphone y está considerada la primera película hablada, aunque existe una precursora digna de mención : Don Juan, realizada en 1926 y primer largometraje en utilizar realmente un sistema de sonido sincronizado. No obstante, todavía no se puede hablar de largometraje sonoro porque, a pesar de que su banda sonora contenía música y efectos de sonido, no incluía diálogos hablados.
El 4 de febrero de 1927 se estrenó El cantor de jazz con gran expectación. Realizado por el estudio Warner Bros, fue un exitazo de taquilla. Recaudó un total de 2625 millones de dólares, cifra considerable para aquella época. Se puede apreciar que la mayor parte del filme no continene audio, es muda. Incluso se puede hablar de una película muda con partes cantadas, ya que solamente se introduce el sonido cuando hay un espectáculo musical.
El cantor de jazz fue novedosa no solo en su aspecto técnico, sino en el planteamiento de los números musicales. En las películas del principio del cine sonoro el número musical debía estar justificado argumentalmente. El cantor de jazz canta cuando tiene que hacerlo, es decir, cuando tiene un ensayo, cuando está en el teatro o cuando está en la sinagoga. Sus canciones no hacen avanzar la historia, más bien todo el contrario, la paran. Sirven solo de testimonio artístico y de momento de disfrute.
Además, El cantor de jazz premia la voz por encima del baile. Es decir, en un musical convencional habría un gran número musical cantado y bailado de forma muy elocuente. La película de Crosland deja solo a Al Jolson para que él con su voz llene toda la pantalla y no sea necesario ningún tipo de show añadido para disfrutar de su actuación.
Tras el éxito de la película en taquilla, el resto de los estudios decidió invertir seriamente en la introducción del sonido en las películas, produciendo un cambio radical en la forma de hacer cine, tanto en la producción como en el guion y en la realización de las escenas narrativas.
La introducción del sonido hizo que las películas resultaran más verosímiles y los directores pudieran superar la limitación de tener que expresar solo con la imagen.
El cantor de jazz abrió la puerta hacia un universo sensorial completo, ya que, aunque sea el sentido visual el que más nos llame la atención de un filme, no se puede obviar la importancia que tiene la banda sonora en las películas.