El fracaso del matrimonio con el zar Pedro fue debido a la impotencia y la inmadurez del zar, que no pudo consumarlo durante 12 años.
El distanciamiento de la pareja se hizo definitivo. Pedro toma una amante (Yelizabeta Vorontsova), mientras que Catalina mantiene relaciones con Sergéi Saltykov, Charles Hanbury Williams y Estanislao II Poniatowski.
Se convirtió en amiga de Yekaterina Dáshkova, la hermana de la amante de su marido, quien la presentó a varios grupos de políticos poderosos que se oponían a su marido. Catalina leía mucho y se mantenía informada sobre los acontecimientos de Rusia y del resto de Europa. Mantuvo correspondencia con muchas de las mentes prominentes de la época, incluyendo a Voltaire y Diderot.
Después de la muerte de la emperatriz Isabel el 5 de enero de 1762, Pedro subió al trono como Pedro III de Rusia y la pareja se trasladó al nuevo Palacio de Invierno en San Petersburgo; Catalina se convirtió así en emperatriz consorte de Rusia. Sin embargo, las excentricidades del nuevo zar y su política de secularización de bienes y filoprusiana le granjearon la enemistad de varios sectores, entre ellos la Iglesia. Para complicar más el asunto, Pedro intervino en una disputa entre Holstein y Dinamarca sobre la provincia de Schleswig, apoyando al primero, su país natal, y despertando la impopularidad entre la nobleza ante una guerra muy alejada de los intereses de Rusia.
En julio de 1762, Pedro cometió el error político de retirarse con sus guardias de Holstein y sus amigos a Oranienbaum, dejando a su esposa en San Petersburgo. El 13 y 14 de julio, la Guardia Imperial Rusa, al mando de Grigori Orlov, amante de Catalina, se rebeló, deponiendo a Pedro, y proclamando a su esposa como gobernante de Rusia. El golpe triunfó sin derramamiento de sangre; Yekaterina Dáshkova, una confidente de Catalina, señaló que Pedro parecía no tener problema en abandonar el trono, y solo pedía a cambio una tranquila finca, su viejo violín y suministros de tabaco y vino de Borgoña.
Seis meses después de su acceso al trono, y tres días después de su deposición, el 17 de julio de 1762, Pedro III falleció en Ropsha a manos de Alekséi Orlov (hermano menor de Grigori). Los historiadores de la era soviética acusaron a Catalina de haber ordenado el asesinato, como también dispuso los de otros posibles reclamantes al trono (Iván VI y la princesa Tarakánova).
Catalina, aunque no descendía de emperadores rusos, sucedió a su marido, tras el precedente establecido cuando Catalina I de Rusia sucedió a Pedro I en 1725. Su manifiesto de acceso al trono justifica su sucesión citando la "elección unánime" de la nación. Sin embargo, una gran parte de la nobleza lo consideró como una usurpación, tolerable solo durante la minoría de su hijo, el gran duque Pablo. En la década de 1770, un grupo de nobles relacionados con Pablo (Nikita Ivánovich Panin y otros) contemplaron la posibilidad de un nuevo golpe para deponer a Catalina y transferir la corona a su hijo, cuyo poder quedaría restringido previamente en una especie de monarquía constitucional. Pero nada de esto se llevó a cabo, y Catalina reinó hasta su muerte.
Por su estrategia de política interior y exterior intentó una europeización del país, y otorgó a la nobleza un puesto relevante que hasta ese momento no había tenido. Interiormente fracasó su intento de crear un código con las ideas de Montesquieu y vivió una contienda en 1773 con los campesinos, por la nefasta situación social en que la población vivía. Esto provocó una nueva reestructuración del gobierno regente. Exteriormente se centró en la expansión territorial, aunque a costa de Polonia y Turquía. Se le denominó Semíramis del Norte, y fue considerada como una mujer inteligente, culta, sagaz, muy hábil, apasionada y con una vida privada un tanto peculiar. Mantuvo una gran amistad y comunicación con los grandes ilustrados franceses, como Diderot, Montesquieu o Voltaire, o con el escritor belga Charles-Joseph de Ligne.
El gran amor de su vida fue el príncipe Grigori Potiomkin, quien fue su gran apoyo político.
En la foto Catherine Zeta-Jones es Catalina de Rusia en la serie de televisión Catherine the Great (TV)
Año
1995
Duración
180 min.
País
Alemania
Director
Marvin J. Chomsky, John Goldsmith
Guión
John Goldsmith, Frank Tudisco
Música
Laurence Rosenthal
Reparto
Catherine Zeta-Jones, Craig McLachlan, Hannes Jaenicke, Paul McGann, Veronica Ferres, Mel Ferrer, Jeanne Moreau, Omar Sharif, John Rhys-Davies, Christoph Waltz.
Más información sobre Catalina de Rusia en el post anterior.
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