Pizarro. Hoy 26 de Junio de 1541 es asesinado el conquistador español Francisco Pizarro

Detalles del evento

Cuándo

26/06/2015
de 02:00 a 23:55

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Francisco Pizarro González (Trujillo, Corona de Castilla, 16 de marzo de 14781 — Lima, Perú, 26 de junio de 1541), fue un marqués, explorador y conquistador español del Perú,3 gobernador de Nueva Castilla (actual territorio peruano) con sede de gobierno en La ciudad de los reyes (Lima). Se le recuerda por haber logrado imponerse sobre el Imperio incaico con ayuda de diversos cacicazgos locales, conquistando el mencionado estado imperial cuyo centro de gobierno se ubicaba en el hoy Perú, además de establecer una dependencia española sobre él.

En 1532 Pizarro zarpa desde la ciudad de Panamá con 180 soldados y desembarcan cerca de Tumbes, en lo que ahora es Perú y que entonces formaba parte del imperio inca llamado Tahuantinsuyo y se extendía desde Colombia hasta Chile con una población de 12 millones de personas.

Pizarro tenía intereses de conquista territorial, ya que tenía una autorización del Rey de España Carlos I para ello, y de acumulación de oro, de lo que entregarían una parte al Rey de España. Para los incas el oro estaba ligado más a lo sagrado que a lo económico. Los incas creían que un día el Dios Viracocha regresaría desde la tierra del sol naciente, un dios que tenía barba blanca y ojos verdes y se había ido a través del Océano Pacífico para volver en tiempos de gran necesidad.

Las cámaras funerarias de los indios mochicas, señores de Sipán, que habían vivido en la zona 500 años antes, tenían grandes cantidades de oro y plata.

Los españoles se encontraban a menudo con ruinas de los mochicas, donde procuraban refugio por la noche. Buscaron comida para cocinar y encontraron patatas. Encontraron algunas figuras pequeñas de oro y los guías nativos prometieron llevarlos en busca de más al reino de Atahualpa.

Atahualpa supo que Pizarro había llegado y se dirigía a su reino y espías del rey inca seguían la ruta de Pizarro avisándose desde las distancias con espejos. Los indios tayanes le habían dicho a Atahualpa que los españoles eran dioses, dado su piel blanca, sus barbas, sus brillantes armaduras y que habían venido en grandes naves desde el Océano Pacífico.

Atahualpa creyó estas informaciones de que los españoles eran dioses y lo tomó por un buen presagio. Entonces la zona vivía una guerra civil por la sucesión del emperador Inca Huayna Cápac, muerto por viruela. Había un enfrentamiento entre sus sucesores, los Sapa Inca Atahualpa y su hermano, Huáscar.

Pizarro fue invitado por Atahualpa a encontrarse en la fortaleza inca de Cajamarca, por intermedio de un emisario muy allegado a él. El emisario se encontró con los españoles en Cajas y además de llevarle regalos (patos desollados, vasijas en forma de fortaleza, etc.) midió las fuerzas de los españoles y lo invitó a continuar su marcha por el valle del Chancay, cerca del pueblo de Chongoyape hasta Cajamarca para entrevistarse con Atahualpa. Pizarro aceptó y le envió una fina camisa de Holanda y dos copas de vidrio al Inca como regalo. Así, se adentró en territorio Inca con 168 soldados y 37 caballos, se dirigió a Cajamarca.

Los españoles, al llegar a los núcleos incas vieron que se trataba de una civilización avanzada, con sistemas de irrigación, una rica cultura y un ejército poderoso. Al llegar a la fortaleza de Cajamarca la encontraron casi vacía, y la exploraron inquietos temiendo una emboscada.

Atahualpa se encontraba en un manantial cercano con su hermana sin preocuparse en absoluto por la presencia de los españoles. Pizarro deseaba hablar con Atahualpa por lo que envió emisarios. El encuentro que tuvo lugar entre el rey y los enviados de Pizarro fue muy tenso. Atahualpa y sus hombres vistieron sus mejores galas en el recibimiento.

Los incas nunca habían visto caballos, de modo que los españoles decidieron permanecer en sus monturas y encabritarlos y hacerlos relinchar en presencia del monarca inca. Atahualpa respondió bebiendo del cráneo de un prisionero ejecutado. Posteriormente, ofreció copas de oro a los españoles que ellos bebieron. Finalmente, prometió ir a Cajamarca al día siguiente a entrevistarse con Pizarro.

Los exploradores habían contado al menos 30.000 guerreros incas, por lo que iniciar una conquista militar sería imposible. La noche del 16 de noviembre de 1532 los españoles rezaron pensando que sería la última vez.

A la mañana siguiente los españoles se prepararon para la batalla y se escondieron en un patio a esperar. Posteriormente, vinieron miles de soldados incas desarmados y los rodearon. Luego, vino un desfile de cientos de sirvientes limpiando el camino para el paso del rey Atahualpa, que iba subido en un trono de oro rodeado de sus líderes.

Entonces el capellán de los españoles se acercó al trono con una cruz y una biblia y pidió al Rey que se retractara de sus creencias paganas y aceptara el bautismo y la autoridad del Rey de España Carlos I.

Atahualpa tomó la Biblia, la examinó sin entender nada de lo que ponía y la arrojó al suelo, lo que fue interpretado como una blasfemia por los españoles y Pizarro ordenó abrir fuego. Los españoles posteriormente sacaron sus espadas e iniciaron una matanza tomando prisionero a Atahualpa (16 de noviembre de 1532).

Fue confinado en una sala de Cajamarca con sus tres esposas y se le dejaba seguir conduciendo sus asuntos de gobierno. Pizarro además hizo que el inca Atahualpa aprendiera el idioma español y le hizo aprender a leer y a escribir. De esta forma, fue posible comunicarse con el rey inca, que le informaba de sitios donde había oro. Además, jugaba a partidas de juegos de mesa con el rey indígena.

Pizarro emprendía con sus hombres exploraciones en busca del preciado metal. En una de ellas llegaron a encontrarse con la fortaleza de Sacsayhuamán, donde grupos de incas se resistían a los españoles. Los españoles atacaron la fortaleza y la conquistaron. En sus expediciones los españoles encontraron desiertos, salinas e incluso hacia el Este, exploraron en la selva del Amazonas.

Para crear un vínculo más cercano Atahualpa ofreció a Pizarro su hermana favorita en matrimonio, Quispe Sisa, hija del emperador inca Huayna Cápac. El conquistador la hizo bautizar como Inés Huaylas y tuvo dos hijos con ella: una primera hija que llamó como su padre, Francisca Pizarro Yupanqui y Gonzalo, que murió joven.

Pizarro mantuvo una estrecha alianza con la nobleza del Cuzco, partidaria de Huáscar, lo que le permitió completar la conquista del Perú. Tras nombrar Inca a un hermano de Atahualpa, Túpac Hualpa, marchó al Cuzco, capital del Imperio inca, que ocupó en noviembre de 1533. Su hermano Juan fue nombrado regidor de la ciudad.

Atahualpa propuso a Pizarro llenar la habitación donde se encontraba preso, el conocido Cuarto del Rescate, dos veces, una con oro y otra con plata a cambio de su libertad, lo que Pizarro aceptó. Los súbditos trajeron oro en llamas durante tres meses hacia Cajamarca de todas las partes del reino para salvar su vida. Finalmente lograron reunirse 84 toneladas de oro y 164 de plata.

Francisco Pizarro ordenó la ejecución de Atahualpa, mientras estuvo prisionero. A pesar de haber recibido el rescate más alto de la historia, lo mandó ajusticiar la noche del 26 de julio de 1533 por los delitos de sublevación, poligamia, adoración de falsos ídolos y por haber ordenado ejecutar a Huáscar.

Además, se creía que había mandado un ejército para luchar contra los españoles desde el sur hacia el norte comandado por el general Calcuchimac. Se le ofreció ser quemado vivo o convertirse al cristianismo y ser estrangulado y eligió el estrangulamiento. Fue estrangulado en el poste, después de que el sacerdote lo bautizara dándole el nombre cristiano de Francisco. Esa noche miles de súbditos de Atahualpa se suicidaron para seguir a su señor al otro mundo.

El 18 de enero de 1535, Pizarro fundó en la costa la Ciudad de los Reyes, pronto conocida como Lima, y Trujillo, con lo que se inició la colonización efectiva de los territorios conquistados. Mientras tanto, su hermano Hernando, que había partido a España para entregar el Quinto del Rey a la corona, regresó portando el título de marqués para su hermano Francisco, y el de adelantado para Almagro, al cual se le habían concedido 200 leguas al sur del territorio atribuido a Pizarro.

Almagro, considerando que el Cuzco estaba dentro de su jurisdicción destituyó a Juan Pizarro y lo encarceló junto a su hermano Gonzalo. Francisco acudió desde Lima y firmó un acuerdo con Almagro en Cuzco, tras lo cual Almagro partió para Chile.

A la vuelta de su infructuosa expedición, Almagro trata de ocupar de nuevo el Cuzco, el cual, defendido por su regidor Hernando Pizarro, estaba resistiendo un largo cerco por parte de los incas sublevados al mando de Manco Inca, que había conseguido huir de los españoles.

Mientras tanto Pizarro en Lima sufrió también el cerco de dicha ciudad por parte de Quizu Yupanqui, general y pariente de Manco Inca, quien tras estar a punto de tomar la capital fue muerto en batalla. La victoria de Pizarro en Lima se debió a su estratégica alianza con los señores étnicos enemigos de los Incas. En este caso en particular destacó la alianza con la cacique de Huaylas. Estos acudieron a Lima con cinco mil hombres, quienes pelearon junto a los españoles en la defensa de Lima frente al cerco y ataque de Quizu Yupanqui.

Tras la llegada de Almagro al Cuzco, Manco Inca levantó el cerco, lo que aprovechó Almagro para encarcelar a Hernando y Gonzalo Pizarro. Tras derrotar al lugarteniente de Pizarro, Alonso de Alvarado, en la Rota de Abanday, llega a un nuevo acuerdo con Pizarro en Mala (1537), por el que Hernando es puesto en libertad.

La paz fue corta y ambos bandos vuelven a enfrentarse en la batalla de las Salinas (1538), cerca de Cuzco. Los almagristas son derrotados y Diego de Almagro procesado, condenado a muerte y ejecutado por Hernando Pizarro, en la Plaza Mayor de Cuzco (8 de julio de 1538).

Tras la muerte de Almagro, Pizarro se dedicó a consolidar la colonia y a fomentar las actividades colonizadoras (envía a su hermano Gonzalo a Quito y a Pedro de Valdivia a Chile)

Los partidarios de Almagro se agruparon en torno a su hijo Almagro el Mozo, los cuales, bajo el mando de Juan de Rada entran en la residencia de Francisco Pizarro en Lima y le dan muerte el 26 de junio de 1541 de una estocada en el cuello.

En la foto Francisco Pizarro en un billete de 1.000 pesetas.

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