Anexada al Imperio ruso en 1808, Finlandia logró su independencia 110 años después (con un breve periodo monárquico el Reino de Finlandia), aprovechando el caos de la guerra civil rusa, junto con Polonia, Ucrania y los estados bálticos.
En 1939 la Unión Soviética había anexado la mitad oriental de Polonia y Finlandia temía por su autonomía. El 30 de noviembre de 1939, Finlandia fue invadida por el Ejército Rojo, pero el resultado no fue el esperado. Finlandia puso en jaque a varias unidades enemigas y aunque finalmente fue derrotada, ganó el derecho de negociar un Tratado de Paz, donde perdió casi 10 % de su territorio.
La derrota finlandesa, la falta de apoyo internacional y la continua intromisión soviética en los asuntos internos de Finlandia, motivó la participación en la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941, como método de saldar cuentas con su vecino.
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En esta nueva guerra, llamada Guerra de Continuación, la participación finlandesa junto a Alemania fue voluntaria, y por esta razón, las unidades finlandesas no estaban subordinadas a los objetivos germanos, y sólo se limitaron a avanzar un poco más allá de las fronteras previas a 1940. Además, los finlandeses se opusieron a la implementación de medidas racistas en su sociedad, y se permitió la participación de judíos en la guerra, a pesar de las simpatías existentes en el país por Hitler y el fascismo.
El líder finlandés, Carl Gustaf Mannerheim, tenía sus razones para no confiar en Alemania, ya que éstos no habían hecho nada para ayudarlos en la Guerra de Invierno, de hecho, en el Pacto Ribbentrop-Mólotov, Hitler había aprobado la invasión de Finlandia.
A inicios de junio de 1944, los alemanes fueron barridos del lago Ladoga, y las tropas alemanas estacionadas en Finlandia prepararon su huida de aquel país. Unos meses antes, Mannerheim le había advertido a Alemania que si los alemanes perdían el control de Estonia, Finlandia negociaría la paz por separado con los soviéticos. Las amenazas finlandesas eran serias y el 19 de septiembre negociaron un armisticio. Los alemanes en Finlandia se batieron en retirada por Laponia y arrasaron Rovaniemi como represalia por el cambio de bando finlandés.
Al finalizar la guerra, Finlandia regresó definitivamente a las fronteras de 1940, más unas pérdidas adicionales, como la salida al Mar de Barents. Durante la guerra, Finlandia perdió unos 86 000 soldados, pero logró conservar su independencia de la Unión Soviética.
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En la imagen Helsinki, capital de Finlandia.