Hitler había nacido en Austria. Para el Austria y Alemania eran exactamente lo mismo, el mismo país. La unificación entre Alemania y Austria estuvo siempre en su agenda política.
La realidad es que Austria y el sur de Alemania (en especial Baviera) están mucho más cercanas y se parecen entre sí mucho más que Baviera y el Norte de Alemania. Berlín es Prusia. Berlin es protestante. Baviera es Munich. Baviera es católica, al igual que Austria.
Los sucesos del 12 de marzo de 1938 se enmarcan en los anhelos expansionistas de Adolf Hitler para Alemania. Fueron precedidos por la devolución del Sarre en 1935 y seguidos por la ocupación de Checoslovaquia de 1939 tras los acuerdos de Múnich, y la invasión de Polonia que, finalmente, supuso el detonante de la Segunda Guerra Mundial.
El Anschluss fue precedido por un período de creciente presión política sobre Austria, ejercida por Alemania, exigiendo la legalización del partido nazi y, más adelante, su participación en el gobierno.
A pesar de ser el partido más votado en las elecciones de abril de 1932, los nazis no obtuvieron la mayoría absoluta, por lo que pasaron a la oposición. Los nazis austríacos se lanzaron a una estrategia de tensión y recurrieron al terrorismo.
El canciller socialcristiano Engelbert Dollfuss decidió en 1933 gobernar por decreto, disolver el Parlamento, el partido comunista, el partido nacionalsocialista y la poderosa milicia socialdemócrata, la Schutzbund.
Su régimen adquirió un tinte fascista con preferencia hacia los modelos adoptados previamente por Benito Mussolini y basado en el catolicismo tradicional, por lo cual recibió el nombre de austrofascismo. Dollfuss reprimió a los socialdemócratas que deseaban salvar la democracia, ya fuera por la mano de Dollfuss o por la de los nazis.
Dollfuss tuvo que dejar el poder.
El nuevo canciller, Kurt Schuschnigg , insistió en proseguir el sistema político de Dollfuss, manteniendo una dictadura nacionalista, fascista e impidiendo toda opción política que propugnase la anexión a Alemania, para lo cual contó con el apoyo tácito de políticos socialistas y católicos, que juzgaron al austrofascismo como un mal mucho menor que el nazismo alemán.
Kurt Schuschnigg fue durante nueve años amante de Anna Mahler, la hija de Gustav Mahler y Alma.
El canciller Kurt Schuschnigg fue convocado a una reunión con Hitler en el "Nido del Águila", en Berchtesgaden, el 12 de febrero de 1938.
El programa exigido por Hitler era claro: amnistía para los nazis austriacos por los crímenes cometidos, participación de sus miembros en el gobierno, establecimiento de un sistema de colaboración mutua entre la Wehrmacht y el ejército federal austriaco e inclusión de Austria en el área aduanera alemana a cambio de que el Tercer Reich dejara de intervenir en la crisis política austríaca.
La entrevista Schuschnigg-Hitler resultó tempestuosa al explicarse en detalle las exigencias de Alemania, pues el dictador alemán amenazó al canciller austriaco con propiciar una guerra civil en Austria, con ayuda de los nazis austriacos, si no eran aceptadas todas sus condiciones. Hitler, literalmente, amenazó a Schuschnigg con "transformar Austria en una segunda España" si no se satisfacían sus demandas.
Schuschnigg abandonó Berchtesgaden el mismo 12 de febrero temiendo una invasión por parte de Alemania en cualquier momento.
Hitler en un discurso público se refirió el 3 de marzo de 1938 a los austriacos como "10 millones de alemanes que viven fuera de nuestras fronteras", acreditando así su intención anexionista respecto de Austria.
El 11 de marzo el ministro italiano Galeazzo Ciano informó a Hitler, por medio de von Hesse, que Mussolini no intervendría en los sucesos de Austria. Esta noticia fue conocida de inmediato en Viena y dejó a Schuschnigg privado de su único gran aliado extranjero, mientras de inmediato Hitler llamaba por teléfono a su embajador en Roma para que este expresase el "profundo agradecimiento personal" del Führer hacia el Duce.
Hitler ordenó a las tropas de la Wehrmacht proceder con la invasión de Austria a las 22.00 del 11 de marzo.
En la mañana del 12 de marzo, las tropas de la Wehrmacht alemana ya habían cruzado la frontera, iniciando su invasión.
Al día siguiente, las fuerzas alemanas ocupaban sin resistencia toda Austria, hallando un recibimiento efusivo y favorable que les sorprendió, tanto en localidades pequeñas como en las ciudades más grandes.
Hitler mismo cruzó la frontera austriaca el sábado 12 de marzo a las 16.00, dirigiéndose a Braunau am Inn, su localidad natal, y más tarde a Linz.
El recibimiento entusiasta de la población austriaca a las tropas alemanas sorprendió incluso al líder nazi Hermann Goering que llegó a Viena el domingo 13 de marzo para coordinar con Seyss-Inquart los detalles de la toma del poder por los nazis.
La culminación fue la llegada de Hitler a Viena el martes 15 de marzo, declarando la anexión de Austria a Alemania en la Heldenplatz vienesa ante 250.000 simpatizantes.
Tras la ocupación alemana, se estableció la supresión de la I República de Austria, la conversión de Austria (Österreich en alemán, literalmente Imperio Oriental) en la provincia de Ostmark (en alemán Marca Oriental) y la designación de Arthur Seyß-Inquart como gobernador general (aboliendo el puesto de canciller).
Hitler, para legitimar los eventos de marzo de 1938, anunció un plebiscito para el 10 de abril de 1938, menos de un mes después de la anexión, que serviría para convalidar el Anschluss.
La unión con Alemania tuvo el apoyo del 99,73% del electorado.
La respuesta internacional al Anschluss fue tibia: Los aliados de la Primera Guerra Mundial solamente presentaron protestas diplomáticas, sin tomar acciones concretas que revirtieran el Anschluss, a pesar de que eran, como establecía específicamente el Tratado de Versalles, los responsables de impedir la unión entre Austria y Alemania.
Reino Unido sostuvo que los eventos del Anschluss eran irreversibles, aun reconociendo que Hitler había violentado el tratado de paz. Francia se expresó en similares términos y se abstuvo de pedir boicot alguno contra Alemania por esta acción.
México protestó oficialmente contra el comportamiento de Alemania a través de su representante en la Sociedad de Naciones, Isidro Fabela
Robert Kauer, presidente del Consejo de la Iglesia evangélica, envió un telegrama saludando a Hitler en los siguientes términos: «A su llegada a suelo austriaco, le saludo en nombre de los más de 330.000 alemanes evangélicos. Tras una represión que ha resucitado los los tiempos más terribles de la Contrarreforma, llega usted como salvador de todos los alemanes, sin diferenciarlos por su fe, tras la dura crisis de estos últimos cinco años. Que Dios bendiga su camino hacia esta tierra alemana, ¡su patria!».
Austria dejó de ser una nación independiente y quedó dividida en 7 distritos análogos a los Reichsgaue de la Alemania nazi.
Sus funcionarios públicos y oficiales del Ejército pasaron a depender de sus pares alemanes, excepto aquellos expulsados de sus puestos por oponerse al nazismo o porque sus cargos resultaban inútiles en cuanto Austria perdió su independencia.
De la misma forma todas las leyes alemanas, especialmente aquellas que prohibían toda oposición política al nazismo, entraron en vigor en Austria, juntamente con el aparato de represión política ya existente en Alemania, encarnado en la Gestapo y la SS. Por su parte, el violento antisemitismo del Tercer Reich fue puesto en práctica de inmediato por todo el territorio austriaco, tanto por nazis locales como por los agentes llegados de Alemania.
Las grandes comunidades judías de Viena y Graz fueron prontamente sometidas a la discriminación hitleriana y resultaron aniquiladas años después durante el Holocausto.
En 1943, los aliados, mediante la "Declaración de Moscú", reconocieron a Austria como «la primera víctima del nazismo» y se comprometieron a restablecer su independencia nacional, declarando nulo y sin valor el Anschluss.
Austria, entró a formar parte del III Reich desde marzo de 1938 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno interino austríaco declaró el Anschluss "null und nichtig" («nulo e inválido») el 27 de abril de 1945, estableciendo la Segunda República Austriaca.
Los vencedores de la guerra mantuvieron Austria bajo ocupación militar durante varios años, aunque tratando a Austria siempre como un país distinto de Alemania, sin ejecutar una división del país y manteniendo un gobierno civil nativo desde el primer momento (eventos que no ocurrieron en Alemania).
No se restituyó la plena soberanía austríaca sino tras difíciles negociaciones entre la URSS y los EEUU sobre el futuro de Austria, hasta que el "Tratado para el restablecimiento de Austria independiente y democrática" fue firmado en Viena el 15 de mayo de 1955, mientras una declaración de neutralidad del país fue emitida el mismo año, respaldada por la URSS y los EEUU.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, pese a que se había reconocido a Austria como "víctima de la agresión nazi", fue preciso iniciar allí un proceso de desnazificación similar al de Alemania, al ser evidente que antes y después del Anschluss existía una gran masa de varios miles de nazis austriacos que habían colaborado de forma voluntaria y entusiasta con el Tercer Reich.
Hasta la fecha es motivo de polémica histórica en la sociedad austriaca determinar la cantidad real de simpatizantes nazis que existían en Austria en el momento del Anschluss, así como el nivel de apoyo popular que tuvo la agresión alemana.
En el mapa se observa el crecimiento de Alemania al anexionarse Austria.