Estudió música en Iesi con Francesco Santini, y luego viajó a Nápoles, donde estudió a partir de 1735 con Gaetano Greco y Francesco Feo entre otros. Pasó gran parte de su vida en el entorno de la corte de Nápoles, al servicio de aristócratas como los príncipes de Stigliano y el duque Marzio IV Maddaloni Carafa .
Aunque nunca abandonó la península italiana, su fama como compositor de óperas italianas se extendió pronto. Su obra influyó profundamente en la escuela napolitana, y sirvió como prototipo por antonomasia de la ópera italiana.
En 1746 se estrenó en París sin gran repercusión su obra más famosa, La serva padrona (1733). Sin embargo, el reestreno en París de esta opera buffa en 1752 originaría la llamada “Querella de los bufones”, que confrontaría el gusto estético derivado de la tradición de la ópera seria francesa, representada por compositores como Jean-Baptiste Lully y Jean-Philippe Rameau, y el de los partidarios de la nueva ópera cómica italiana, generalmente asociados a los sectores ilustrados encabezados por Jean-Jacques Rousseau.
Pergolesi fue considerado como modelo del estilo italiano durante esta controversia, que dividió a la comunidad musical de París durante dos años.
Con problemas de salud desde pequeño (se cree que sufría de espina bífida), Pergolesi murió a los 26 años, aparentemente de tuberculosis.
Pergolesi fue uno de los más importantes compositores de la “opera bufa” temprana (ópera cómica). Su ópera seria Il prigioner superbo incluye un segundo acto cómico, Intermezzo, la Serva Padrona , (La Campesina o La criada patrona) (1733) que se ha convertido en una pieza muy popular por derecho propio.
Entre otras obras operísticas se encuentran “La conversión y muerte de San Guillermo” (1731), El hermano enamorado (1732), considerada su ópera más importante, Adriano en Siria (1734), L’Olimpiade (1735), “Il Flaminio” (1735) y Achille in Sciro, todas ellas estrenadas en Nápoles, salvo “L’Olimpiade” que lo fue en Roma.
Pergolesi también escribió música sacra, incluyendo una Misa en Fa. Su obra de este estilo más conocida es, sin duda, su Stabat Mater, para soprano, contralto y orquesta. Fue elegida como reemplazo de la escrita por Alessandro Scarlatti para las representaciones del Viernes de Dolores, en Nápoles. La obra ha permanecido popular, convirtiéndose en la más editada e impresa del siglo XVIII, y arreglada o adaptada por un gran número de otros compositores, incluyendo a Johann Sebastian Bach, que la usó como base de su Salmo “Tilge, Höchster, meine Sünden”, BWV 1083.
También compuso muchas obras seculares, incluyendo una sonata y un concierto para violín.
Un considerable número de obras atribuidas a Pergolesi han demostrado ser falsas; aparentemente otros autores menos conocidos de la Escuela Napolitana publicaban con mención de su nombre, por motivos meramente especulativos, o publicitarios. La mayoría de las piezas del ballet Pulcinella de Ígor Stravinski, quien ostensiblemente reescribió temas atribuidos a Pergolesi, se sabe hoy en día que corresponden a obras de otro origen. Los “Conciertos armónicos” fueron, por ejemplo, compuestos por Unico Wilhem van Wassenaer.
La muerte prematura de Pergolesi fue una triste noticia. Si hubiera vivido 60 años podría haber sido uno de los grandes compositores de la historia dado su enorme talento.
Narramos a continuación la historia de su ópera más famosa, “LA Serva Padrona.
La historia cuenta cómo Uberto, un viejo solterón, está enfermo e impaciente con su doncella, Serpina, porque ella no le ha traído el chocolate hoy. Serpina se ha vuelto tan arrogante que cree que es la dueña de la casa. Se queja en el aria “Sempre in contrasti”. De hecho, cuando Uberto la llama pidiéndole su sombrero, peluca y abrigo, Serpina le prohíbe abandonar la casa, añadiendo que de entonces en adelante él tiene que obedecer sus órdenes.
(“Stizzoso, mio stizzoso”). Uberto entonces ordena a Vespone que le encuentre una mujer para casarse de manera que pueda librarse de Serpina.
Serpina convence a Vespone, el criado de Uberto, para engañarlo y que se case con ella. Lo hace pasar por un soldado que se quiere casar con ella. Serpina informa a Uberto que se va a casar con un militar llamado Tempesta. Ella dejará la casa y le pide perdón por su comportamiento (“A Serpina penserete”). Llega Vespone, disfrazado de Tempesta, y, sin decir una palabra, exige 4.000 coronas como dote.
Uberto rechaza pagar tal suma. Tempesta le amenaza o paga la dote o se casa con la chica él mismo. Uberto se muestra conforme en casarse con Serpina. Serpina y Vespone revelan el truco; pero Uberto se da cuenta de que ha amado a la chica desde el principio. Se casarán, después de todo; y Serpina será ahora la verdadera patrona de la casa (“Caro, Gioia. Oh Dio”).
En la foto imagen de una representación de La Serva Padrona