El proceso que ha conducido a la dramática situación que actualmente vive Afganistán comenzó con el golpe militar que en 1978 llevó al poder a un grupo de jóvenes oficiales izquierdistas, que establecieron un régimen comunista dirigido por Mohamed Taraki.
Las reformas socializadoras y laicas que el nuevo Gobierno trató de impulsar hallaron una enorme resistencia en una población afectada a un islamismo anclado en el pasado y que vivía en una sociedad aún de corte feudal. La resistencia pronto se organizó en guerrillas islamistas de muyahidines, hasta que los conflictos internos de las dos principales tendencias comunistas precipitaron la intervención de la Unión Soviética, que invadió el país en 1979.
Esta intervención provocó la inmediata reacción norteamericana. Washington consideraba que Afganistán se hallaba fuera de la zona de influencia soviética, por lo que inició una agresiva estrategia en respuesta a la invasión: inició un embargo del grano que iba a ser exportado a la URSS y comenzó a desplegar ayuda militar a la guerrilla islamista.
La guerra rápidamente se estancó y mientras los más de 100 000 soldados soviéticos controlaban las ciudades, la guerrilla dominaba las zonas rurales. El conflicto provocó un desplazamiento masivo de población, de manera que hacia 1982 casi 3 millones de afganos habían huido a Pakistán y un millón y medio lo habían hecho hacia Irán. La guerrilla, entrenada y fuertemente armada por Estados Unidos y reforzada con voluntarios árabes y musulmanes imbuidos de una ideología islamista radical –entre ellos el saudí Osama bin Laden-, mantuvo en jaque a un ejército soviético cada vez más desmoralizado.
Finalmente, en el marco de la perestroika, Gorbachov decidió sacar a sus tropas de lo que muchos denominaban el Vietnam soviético. En 1988 la Unión Soviética, Estados Unidos, Pakistán y Afganistán firmaron un acuerdo por el que los soviéticos se comprometían a retirar sus tropas lo antes posible. Así lo hicieron en 1989.
Esto no abrió, sin embargo, un periodo de paz para el país, pues en 1992 las guerrillas islamistas asaltaron Kabul y se inició un periodo de luchas intestinas que culminaría con la toma del poder de los extremistas islamistas talibanes en 1996.
En 1978, tuvo lugar la Revolución de Saur o de Abril, que hizo de Afganistán un Estado socialista gobernado por el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA).
El Gobierno de Estados Unidos inició la Operación Ciclón, en el contexto de la Guerra Fría, para ayudar –con armas, financiación, etcétera- a los fundamentalistas islámicos, autodenominados muyahidines, quienes también recibieron apoyo de yihadistas extranjeros.