Marco Junio Bruto (en latín Marcus Iunius Brutus Caepio; 2 de mayo de 85 a. C. - 23 de octubre del 42 a. C.), político y militar romano de la etapa final de la República. Fue uno de los líderes de los conspiradores que planearon y ejecutaron el asesinato de Julio César en los idus de marzo del 44 a. C. Era el sobrino de Catón el Joven.
Trasfondo.
Bruto era hijo de Marco Junio Bruto el Viejo, un político poco importante, y Servilia Cepionis, media hermana de Catón el Joven y amante de Julio César. También era nieto del general y político Décimo Junio Bruto Galaico. Algunas fuentes hablan de la posibilidad de que César fuera su verdadero padre, aunque probablemente no se trate más que de un rumor sin fundamento, ya que César tenía quince años cuando nació Bruto, y la relación con su madre empezó diez años después.
El tío de Bruto, Quinto Servilio Cepión, hijo a su vez de Quinto Servilio Cepio el joven, lo adoptó cuando era joven y Bruto añadió el cognomen Cepión a su nombre durante un período desconocido. Su carrera política empezó cuando se convirtió en asistente de su tío Catón, al que tenía en gran estima, durante el periodo en el que este último fue gobernador de Chipre. En esa época, Bruto se enriqueció prestando dinero a altos intereses. Desde su aparición en el Senado, se alineó con la facción conservadora (optimates) en contra del Primer Triunvirato de Marco Licinio Craso, Cneo Pompeyo Magno y Julio César. Pompeyo había asesinado al padre de Bruto en el año 77 a. C., durante las proscripciones de Sila.
Cuando estalló la guerra civil en 49 a. C. entre Pompeyo y César, Bruto se alineó junto con su antiguo enemigo y líder actual de los optimates, Pompeyo. Después del desastre de la batalla de Farsalia, Bruto escribió a César pidiendo clemencia, y éste le perdonó inmediatamente. César le aceptó entre sus seguidores más cercanos y le hizo gobernador de la Galia cuando fue a África persiguiendo a Catón y a Metelo Escipión. Al año siguiente (45 a. C.), César le nominó al cargo de pretor.
El asesinato de César y sus consecuencias.
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Republicano por naturaleza, Bruto nunca trató de esconder sus convicciones políticas. Casado con la hija de Catón, su prima hermana Porcia Catonis, escribió un texto alabando las cualidades de su suegro, ya fallecido. César estaba muy encariñado con él y respetaba mucho sus opiniones. Sin embargo, Bruto, como muchos otros senadores, no estaba satisfecho con el estado de la República. César había sido nombrado dictador perpetuo y había aprobado varias leyes que concentraban el poder en sus manos. Bruto comenzó una conspiración contra César junto con su cuñado y amigo Cayo Casio Longino y otros senadores. En los idus de marzo (15 de marzo del 44 a. C.), un grupo de senadores, incluyendo a Bruto, asesinaron a César en la Curia Pompeya.
En la obra de William Shakespeare Julio César, el dictador dirige sus famosas últimas palabras a Bruto: Tu quoque, Brute, fili mi (Tú también, Bruto, hijo mío) o también Et tu, Brute (¿También tú, Bruto?). Suetonio señala que, según algunos autores e historiadores, César dijo, en griego, «Καἱ σύ, τέκνον», Kaì sý, téknon? (¿Incluso tú, hijo mío?), pero que testigos presenciales solo lo vieron cubrirse el rostro con la toga y morir en silencio, sin pronunciar palabra, manteniendo así la dignidad (De Vita Caesarum, Liber I Divus Iulius, LXXXII).
Tras el asesinato, se demostró que la ciudad de Roma estaba contra los conspiradores, ya que la mayor parte de la población amaba a César, de hecho la asamblea le había otorgado los poderes como después lo haría con Augusto. Marco Antonio, lugarteniente de César, decidió aprovecharse de la situación y el 20 de marzo habló airadamente de los asesinos en el elogio fúnebre de César. A partir de entonces Roma dejó de ver a los conspiradores como salvadores de la República y fueron acusados de traición.
Bruto y sus compañeros huyeron hacia Oriente. En Atenas Bruto se dedicó a obtener fondos para financiar un ejército para la guerra que se aproximaba. Octavio, sobrino y heredero de César, y Marco Antonio marcharon con sus ejércitos contra Bruto y Casio. Ambos ejércitos se encontraron en la doble batalla de Filipos (42 a. C.). Después del primer encuentro, Casio se suicidó, y tras el segundo encuentro, ya derrotado, Bruto huyó con los restos de su ejército. A punto de ser capturado, Bruto se suicidó arrojándose sobre su espada. Marco Antonio honró a su enemigo caído, declarándole el romano más noble. Mientras que otros conspiradores actuaron por envidia y ambición, Bruto creyó que actuaba por el bien de Roma.