El 11 de diciembre de 1936, el rey Eduardo VIII renunció al trono de Inglaterra para casarse con Wallis Simpson, una mujer norteamericana divorciada dos veces. Años después, el FBI investigó los vínculos de la pareja con el régimen nazi en Alemania.
Con fama de playboy durante su etapa como príncipe de Gales antes de suceder a su padre, Jorge V, el 20 de enero de 1936, Eduardo sorprendió al mundo entero al declarar que tenía la intención de casarse con Wallis Simpson, incluso si esto significaba renunciar a la Corona.
La señora Simpson se había divorciado de su primer marido en Estados Unidos y estaba en trámites para divorciarse de su segundo marido, un británico-americano con quien vivía en Londres. Supuestamente, Eduardo y Wallis mantenían una relación sentimental desde principios de los años treinta.
Como soberano, Eduardo era cabeza de la Iglesia de Inglaterra, que entonces no permitía a las personas divorciadas casarse por la Iglesia si su excónyuge aún vivía. Además, oponerse al vinculante consejo del Parlamento implicaba romper con los principios constitucionales impuestos durante la Gloriosa Revolución de 1688. Las derivaciones políticas de sus acciones, si hubiera continuado siendo rey, podrían haber sido muy profundas.
Originalmente, Eduardo propuso casarse con la señora Simpson sin hacerla su reina, proponiendo apelar al público británico a través de la BBC, pero el Gobierno rechazó la idea. El primer ministro Stanley Baldwin alegó que el público jamás aceptaría tal matrimonio, por lo que Eduardo optó por casarse y abdicar.
Eduardo, que jamás llegó a ser coronado, fue sucedido por su hermano, Jorge VI. Eduardo y la señora Simpson recibieron los títulos de duque y duquesa de Windsor, aunque la señora Simpson jamás tuvo el privilegio de ser reconocida como Alteza Real.
En 1941, el FBI comenzó una investigación sobre el duque y la duquesa tras ser informado de que la pareja estaba siendo utilizada por los nazis para transmitir secretos que podrían boicotear el esfuerzo de los aliados en la Segunda Guerra mundial. Uno de los mayores sospechosos, según el FBI, era Joachim con Ribbentrop, entonces el ministro de Exteriores de los nazis, quien se decía fue el amante de la duquesa cuando fue embajador en Gran Bretaña en 1936.
La publicación de documentos compilados por agentes de inteligencia naval de Estados Unidos en 2003 reveló que Hitler veía al exmonarca como un amigo, incluso a mediados de la Segunda Guerra Mundial.
En su famoso discurso de abdicación pronunció las siguientes palabras: “Conocen todas las razones que me han motivado a renunciar al trono. Pero quiero que comprendan que al tomar mi decisión no olvidé al país ni al imperio, a los que, como príncipe de Gales y recientemente como rey, he intentado servir durante 25 años.
La Oficina de Documentos Públicos Británica sacó a la luz en 2003 documentos que reflejaban la orden que Jorge VI y su esposa dieron a Eduardo de exiliarse a Francia junto con su mujer Wallis Simpson, tras su abdicación.
A pesar de la conmoción que causó la abdicación de Eduardo al casarse con una plebeya, norteamericana y divorciada, y del rechazo que mostró la monarquía británica hacia el nuevo matrimonio, los duques de Windsor llegaron a ser un referente de estilo y buen gusto entre la alta sociedad internacional de la época.
En la imagen película sobre Wallis y Edward de 2011 escrita y dirigida por Madonna con los actores Abbie Cornish, Andrea Riseborough, Oscar Isaac, Richard Coyle, y James D'Arcy