Nacido el 27 de mayo de 1332 en Túnez, Ibn Jaldún fue uno de los más importantes pensadores musulmanes. Su nombre completo era Abu Zaid Abdurrahman ibn Jaldún al-Hadram, aunque los españoles le llamaron Abenjaldún.
Su familia, los Banu Jaldún, originaria de Hadramaut, vivió muchos años en la ciudad de Sevilla durante las administraciones de los omeyas, almorávides y almohades, y ya para el siglo X ocupaban un lugar preeminente en la sociedad sevillana. Hacia 1248-1249, los reinos cristianos de España septentrional llegaron a Sevilla, y la familia de Ibn Jaldún emigró hacia el norte de África.
Ibn Jaldún recibió una esmeralda educación, llegando a dominar la lengua árabe, el estudio del Corán o las ciencias racionales, como matemáticas, lógica y filosofía. Debido a sus amplios conocimientos de jurisprudencia, se incorporó al servicio de numerosos gobernantes del Magreb.
Posteriormente decidió emigrar a al-Ándalus. Se trasladó al reino de Granada, último reducto andalusí, donde hizo amistad con el visir granadino Ibn Al-Jatib, y, contando con el favor real nazarí, fue enviado en misión diplomática ante Pedro I el Cruel en Sevilla, para ratificar un tratado de paz.
Las intrigas palaciegas en la corte nazarí le llevaron a regresar al Magreb. Retirado en la villa de Qalat ibn Salama, en el actual territorio de Argelia, comienza a redactar su obra cumbre Al-Muqaddima. La Historia Universal de Ibn Jaldún se titula en árabe Libro de las experiencias (Kitab al-`ibar), y se compone de tres partes principales. La primera es una gran "Introducción" (Muqaddima) con importantes reflexiones sobre la civilización humana. Le sigue un relato de la historia de los pueblos y dinastías; finalmente, una extensa y singular autobiografía, donde el propio Ibn Jaldún ofrece la medida de sí mismo y la conciencia de su propia valía. Una de las principales fuentes para conocer la historia del islam, esta obra continúa siendo traducida hoy día a las principales lenguas del mundo.
En la etapa final de su vida vivió en El Cairo, capital del sultanato mameluco, uno de los principales estados musulmanes de la época, donde dedicó parte de su tiempo a leer y escribir, y fue nombrado juez. También estuvo impartiendo clases en el Djami al-Azhar, la primera universidad de El Cairo.
Acompañó al sultán mameluco a Siria cuando Damasco fue sitiada por Tamerlán, uno de los grandes conquistadores asiáticos. Allí mantuvo conversaciones con él, intentando evitar el saqueo de la ciudad. Ibn Jaldún murió finalmente en El Cairo en 1406.
Los antepasados de Ibn Jaldún tuvieron un peso importante en la Sevilla árabe, y él mismo en su autobiografía se enorgullece de su pasado andalusí.
Muchas de las grandes familias que habían estado al servicio de los reyes andalusíes emigraron al Magreb, donde formaron una élite de cuyos servicios se valieron muchos gobernantes locales.
En la imagen Estatua de Ibn Khaldoun en Túnez.