Recuerdo como uno de los momentos imborrables de mi vida una larga conversación de varias horas en Jerusalem en Diciembre de 2009 en casa de Dorit Beinisch la Presidenta del Tribunal Supremo de Israel y su marido el abogado israelita Yeheskell Beinisch. Yeheskell Beinish es el Vicepresidente de la AEA, Asociación Europea de Abogados, AEA INTERNATIONAL LAWYERS NETWORK, que tengo el honor de presidir desde hace diez años.
Acababa de salir de un divorcio con una relación muy negativa con una persona de un extremo fanatismo religioso (ortodoxia cristiana en la versión más talibán). Con la sabiduría de la edad Dorit me dijo "Todo fanatismo religioso es muy negativo para una relación personal. La religión es lo peor que hay porque abarca todas las facetas de la personalidad. Tu próxima esposa debería ser espiritual pero no religiosa. Lo ideal es el eclecticismo".
A continuación Dorit me hablo de forma muy positiva de los palestinos. Al día siguiente yo cruzaba a Palestina para hablar con nuestro abogado de AEA PALESTINA, Raja Shehadeh (coordinador para los países árabes de la junta directiva de la AEA) y con líderes políticos palestinos presuntamente implicados en actividades terroristas. Dorit me dijo "diles que nosotros queremos arreglarlo. He hablado con Netanyahu (Primer Ministro de Israel) y está dispuesto a una amnistía de Marwan Barghoutti”.
Marwan Barghoutti es un terrorista palestino condenado a cinco cadenas perpetuas. Entre otros crímenes está condenado por una bomba que mató a varias personas en un mercado de Tel Aviv y por el asesinato de un pope ortodoxo cristiano al que confundió con un judío ortodoxo.
Cuando varios colegas europeos empezamos en la AEA le pedí a Daniel Barenboim, director de orquesta israelita de la ópera de Berlín, que me recomendase un abogado israelita y otro palestino. En Israel me recomendó a Yeheskell Beinish, compañero suyo de colegio de la infancia. En Palestina me recomendó a Mustafa Barghoutti que fue segundo en las últimas elecciones presidenciales palestinas. Como Mustafa es médico me recomendó a su vez al mejor abogado de Palestina, Raja Shehadeh, receptor del Premio Orwell de literatura.
Marwan Barghoutti, el terrorista, es primo de Mustafa Barghoutti, la persona que me recomendó Barenboim como contacto para Palestina.
“Queremos la paz" me dijo Dorit y estamos dispuestos a indultar a Marwan y que sea el próximo Presidente de Palestina.
¿Y cómo se va a hacer un terrorista la foto con Obama? pregunte.
“Ya lo arreglaremos. Tu diles que deseamos solucionarlo y que queremos la paz” dijo Dorit.
En Ramallah, la capital de Palestina, me encontré al día siguiente con un ambiente completamente diferente. "Todos los israelitas son unos criminales y esto solo se arregla echándolos a todos al mar". Los rostros de mis interlocutores palestinos estaban llenos de ira y rabia.
Dos días después en un concierto en Jerusalem Yeheskell Beinish me presentó brevemente en la pausa a Netanyahu, el Primer Ministro de Israel. Me pareció un hombre hiper inteligente y extraordinariamente vital con un trato exquisito. Desprendía une enorme fuerza vital e infundía seguridad.
Al día siguiente mientras paseaba por el Monte de los Olivos reflexionaba sobre las palabras de Dorit Beinisch y el contraste entre israelitas y palestinos o al menos entre los israelitas y los palestinos que yo había conocido. Y me dije a mi mismo que la única verdad está en el eclecticismo. Me di cuenta de lo despreciable que era la intolerancia y el fanatismo.
Todo fanatismo es intrínsecamente malo porque comporta intolerancia. Sólo los ignorantes son fanáticos. El hombre sabio coge lo que más le gusta de cada sitio y hace un cocktail a su estilo.
Por mi parte cogería mucho del judaísmo, de los cinco libros de Moses, de la Torah, del Nevim, del Kethuvim y de la mística judia sobre todo de la kabala y las leyendas del Golem. Cogería mucho también de la filosofía griega, en particular de Sócrates y Aristóteles.
Tomaría un poco de los romanos, un trozo grande de ortodoxia cristiana bizantina, un poquito de catolicismo (Santa Teresa de Jesús, “la noche oscura” de San Juan de la Cruz) y algo del Islam en especial del misticismo árabe sufí del califato abasi.
Lo aderezaría con un montón de budismo, un poco de taoismo, un mucho de confucianismo, unas gotas de zoroastrismo, toques de meditación vipassana hindu y un poco de los aztecas, toltecas, incas y mayas.
El cocktail lo musicalizaría con Mozart, Beethoven, Wagner, Bruckner, Mahler y sobre todo con Richard Strauss. Lo adornaría con pinturas de Rembrandt, El Bosco, Goya, Picasso, Modigliani, Mondrian y Rothko y esculturas de Miguel Angel, Henry Moore y Branscusi.
Con todos esos componentes mezclados en diferentes dosis según los momentos vitales uno puede ser verdaderamente ecléctico y tolerante sin caer en ningún fanatismo. Y lo que se trata en la vida para ser feliz y poder relacionarse con los demás desde la igualdad es de ser tolerante. Sólo la tolerancia y el eclecticismo nos hará libres.
Cada uno debe elaborar su propio cocktail y saber que nadie, absolutamente nadie, esta en posesión de la verdad. Y la vida es un aprendizaje constante donde todos nos pueden aportar cosas y ayudarnos a mejorar como seres humanos. Debemos unirnos a las personas que sacan lo mejor de nosotros mismos.
El eclecticismo es la virtud de los sabios, de los que han aprendido a ser escépticos, a no creer profundamente en nada, a no estar seguros de nada. Ese tipo de personas respetarán más a los demás y serán más felices en pareja. Cuanta razón tenía la Presidenta del Tribunal Supremo de Israel.
En la imagen Dorit Beinisch presidiendo la sala del Tribunal Supremo de Israel. Los juicios en Israel empiezan a las 8 de la mañana. Los domingos también hay juicios a esa hora. El fin de semana es sólo el viernes por la tarde y el sábado.