La toma del trono de Inglaterra en 1066 en la famosa batalla de Hastings por el francés Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, dio comienzo a un secular enfrentamiento entre ambos reinos. Con el tiempo, los reyes de Inglaterra se hicieron con varios de los mayores ducados de Francia: Aquitania, Poitou, Bretaña…, vasallos del rey galo que vivían en Londres y configuraban un imperio viral.
Los intentos de Francia por recuperar los territorios perdidos precipitaron una de las más largas y sangrientas contiendas de la historia de la humanidad: la guerra de los Cien Años, que causó millones de muertos y la destrucción de casi toda la Francia septentrional.
Tras la batalla de Azincourt, en 1415, se disputaron el reino de Francia armagnacs y borgoñones. Había entonces "tres Francias": Normandía, Picardía, Isla de Francia y Aquitania, bajo la soberanía inglesa de los Lancaster; Borgoña, Champaña y Flandes, bajo la soberanía borgoñona: y, por último, el reino de Bourges, del delfín Carlos, excluido de la sucesión en 1420.
Tras la muerte de Enrique V Plantagenet de Inglaterra, el duque de Bedford, cuñado del duque de Borgoña, asumió la regencia del reino. Deseando ampliar su territorio, asedió y ocupó varias ciudades en el Loira. Es entonces cuando interviene Juana de Arco en la historia de Francia y Orleans. En sus apariciones, las voces que decía escuchar le indicaban qué tenía que hacer. El detonante fue el asedio angloborgoñón a la ciudad de Orleans, en octubre de 1428.
Juana de Arco recurrió a Robert de Baudricort, comandante de la guarnición armagnac en Vaucouleurs, para solicitar una pequeña escolta y encontrarse con el delfín en Chinon; para ello tenía que atravesar territorio hostil, defendido por los angloborgoñones.
El 29 de abril de 1429 Juana llegó al asedio de Orleans sin resistencia por parte de los ingleses. Un día después, Juana dio un ultimátum a los ingleses, que le respondieron con insultos. El 7 de mayo la "doncella de Orleans" encabezó un violento ataque, pero fue herida de un tiro en el hombro. Aunque fue evacuada y se tocó la retirada, Juana se opuso y volvió a atacar, tomando la ciudad por el puente, como lo había predicho por la mañana.
Juana pidió que al día siguiente se celebrara una misa Deo Gratias. Al terminar, los ingleses se retiraron y el asedio fue levantado. A partir de entonces, el curso de la guerra daría un giro definitivo.
El grado de liderazgo militar que llegó a ejercer Juana de Arco sigue siendo debatido. Los historiadores tradicionales sostienen que principalmente llevaba el estandarte y ejercía un gran efecto sobre la moral de los soldados, aunque sus compañeros oficiales la señalaron como una estratega de éxito. Otros defienden que Juana llevó al ejército a una serie de victorias que cambiaron el curso de la guerra.