Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia (Tremadoc, Gales, 16 de agosto de 1888-Bovington Camp, Dorset, Inglaterra; 19 de mayo de 1935), fue un arqueólogo y escritor británico, oficial del Ejército Británico durante la Primera Guerra Mundial, en la que jugó un notable papel como enlace durante la rebelión árabe contra el dominio otomano.
Los siete pilares de la sabiduría es el último libro de Thomas Edward Lawrence, donde relata su experiencia militar y humana durante la guerra de británicos, franceses y árabes contra turcos y alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.
El escenario bélico va desde la península arábiga hasta las orillas del Mediterráneo. En aquella época Lawrence rondaba los treinta años, pero el libro es escrito y reescrito desde una crisis personal hacia los treinta y seis años. De hecho, la introducción está fechada el 15 de agosto de 1926.
Origen del título
El título del libro proviene de un versículo de la Biblia extraído del capítulo noveno del libro de los Proverbios, en el cual se habla de los siete pilares sobre los que la sabiduría construyó su propia morada:
La Sabiduría edificó su casa, talló sus siete columnas, inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y también preparó su mesa. Ella envió a sus servidoras a proclamar sobre los sitios más altos de la ciudad: "El que sea incauto, que venga aquí". Y al falto de entendimiento, le dice: "Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo mezclé. Abandonen la ingenuidad, y vivirán, y sigan derecho por el camino de la inteligencia".
Capítulo 9, El banquete de la Sabiduría, 9:1- 9:6.
Por su parte, las siete cosas abominables se precisan en el capítulo 6:
Hay seis cosas que detesta el Señor, y siete que son para él una abominación: los ojos altaneros, la lengua mentirosa y las manos que derraman sangre inocente; el corazón que trama proyectos malignos, los pies rápidos para correr hacia el mal, el falso testigo que profiere mentiras, y el que siembra discordias entre hermanos.
Capítulo 6, El banquete de la Sabiduría, 6:16- 6:19.
Lawrence adorna los hechos con sus recuerdos, sus sensaciones y sus juicios, y forma un hermoso relato con elementos de crónica histórica, libro de viajes, aventuras, política, sociología y todo aquello que le ayude a intentar aclarar su mente en un momento personal de profunda crisis.
Argumento
La primera parte del libro se centra en Uejh, la segunda en la conquista de Áqaba (la antigua Ezion Gueber), y la última en Damasco.
La historia se desarrolla en los escenarios de Arabia, a lo largo de la línea férrea que turcos y alemanes desplegaron en aquella zona. El protagonista recorre el ferrocarril del Heyaz de sur a norte.
En cuanto al momento histórico, se localiza en los prolegómenos de la Primera Guerra Mundial.
La obra es el recuento minucioso de las experiencias del autor que fue enviado por el ejército británico como asesor de la fuerzas irregulares al servicio de la familia hachemita durante la Primera Guerra Mundial. El Reino Unido alentó la llamada “Revuelta Árabe” contra el Imperio Otomano esperando aliviar presión en el frente palestino donde las fuerzas regulares británicas con base en Egipto trataban de abrirse paso en dirección norte. T. E. Lawrence, casi sin quererlo, se convirtió en uno de los líderes militares de la revuelta logrando coordinar las acciones de las fuerzas regulares británicas con las de su irregulares árabes.
Lawrence supo desde el principio que los británicos no pensaban permitir la independencia de los árabes tras la guerra a pesar de que su papel era precisamente animar a los árabes a revelarse contra las turcos para librarse del yugo extranjero. Aun así Lawrence representó su papel siendo carcomido por la culpa y sintiéndose un farsante, lo que finalmente le llevó a retirarse de la vida pública tras la guerra y buscar desesperadamente el anonimato. Incluso la publicación de “Los sietes pilares de la sabiduría” se hizo vendiéndose por debajo del coste, tal era la preocupación de Lawrence de que alguien creyera que trataba de sacar algún beneficio.
Desde el principio queda claro en el relato de Lawerence que si sus peripecias se pueden considerar épicas el día a día se vio caracterizado por el calor, el frío, el cansancio, el hambre, la sed y toda clase de penurias. Ni siquiera los momentos de descanso se vieron libres de piojos y pulgas. El libro se llena con el relato de largos días a lomos de un bamboleante camello bajo un sol abrasador con todo lujo de detalles sobre el estado de ánimo y la descripción de los paisajes. Se esfueza en logar que el lector no sienta envidia de sus aventuras.
Décadas atrás antes del relativismo cultural, el multiculturalismo y el interés por las culturas tradicionales Lawrence se convierte en uno más de los árabes y dedica espacio a loar la nobleza de corazón y la pureza de espíritu de quienes el resto de británicos considera salvajes incivilizados. Aunque su descripción de los personajes y sus reflexiones metafísicas suenen totalmente añejas, se puede considerar a Lawrence un antropólogo notable. Y a pesar de su inexperiencia militar un estratega de mejor nivel.
Tras estudiar la situación Lawrence comprende que los turcos tratan de controlar la Península Arábiga y las actuales Siria y Jordania manteniéndose fijos al terreno. Su gran acierto es no atacar y conquistar la ciudad de Medina, que los turcos mantenían para otorgar legitimidad religiosa al monarca otomano.
En caso de haber expulsado a los turcos de la Península Arábiga aquellos habrían podido cerrar filas y concentrar fuerzas en Palestina y Siria. Durante la guerra ignoran la ciudad, convirtiendo a la guarnición turca en prisionera virtual, y se dedican a atacar una y otra vez el ferrocarril que la une al resto del Imperio. Así los turcos se ven obligados a tratar de defender cada estación, reponer tramos de vía y vigilar las vía.
“Los ejércitos son como las plantas, inmóviles, firmemente arraigadas, nutridas por largos troncos conectados con la cabeza” (pág. 268). Los irregulares árabes fracasarían tratando de enfrentarse directamente con las tropas turcas. Su mejor opción es vagar por el terreno lanzando ataques esporádicos convertidos en “una influencia, una idea, algo intangible, invulnerable, sin frente ni retaguardia, que se extiende por todas partes como un gas” (pág 268.); “como un vapor, que se difundiera allí donde deseáramos” (pág. 269) . Lawrence utiliza en su provecho lo temporal del compromiso de los árabes que van y vienen, auséntadose en tiempo de cosechas y apareciendo cuando una batalla promete obtener botín. Ataca aquí y allá, obligando a los turcos a fijar más y más tropas en el terreno.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡Absoluta recomendación de la película y del libro¡¡¡¡¡¡¡¡