Mahler. Hoy 18 de mayo de 1911 fallece Mahler. Gustav Mahler, un wagneriano atormentado.

Extracto de "Historia de la Sinfonía" de Pedro Beltrán. Ediciones CAM. Diciembre de 1987.

Detalles del evento

Cuándo

18/05/2015
de 03:00 a 03:00

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13 Febrero de 1883. El padre de Mahler está gravemente enfermo.

“Vi a Mahler por la calle absolutamente extraviado, sollozaba fuertemente y llevaba un pañuelo entre los ojos. Sentí gran pena al reconocerle y conociendo la enfermedad de su padre le pregunté: Por el amor del cielo, ¿le ha pasado algo a su padre? ¿Se ha producido el fatal desenlace?”. Entre sollozos me contestó “Ha ocurrido lo peor. ¡¡¡Lo peor!!! –gritando me dijo- ¡¡¡Lo peor ha llegado!!! ¡El Maestro ha muerto!” Acababa de morir en Venecia Richard Wagner. (Jacques Manheit).

Mahler a los 23 años de edad, permaneció aislado en su apartamento solitario y triste, mientras su padre seguía enfermo.

Tras veinte días de encierro sale a la calle. Es el 5 de marzo de 1883. Diez mil personas descubren un busto monumental de Wagner rodeado de enormes palmas. Todos, incluido Mahler, cantan el coro de la batalla de Rienzi. Los discursos –clara simbología de la situación política que atraviesa Europa- oscilan desde la “exaltación de la libertad” hasta la del nacionalismo alemán. Los confusos alegatos ideológicos corren a cargo de los amigos socialistas y vegetarianos de Mahler (Pernerstofer y Bahr) y de Von Schönerer, fundador del Partido Pangermano. Todos quieren apoderarse de las ideas del Maestro.

Wagner es una palabra mágica en la vida de Mahler. Dirigió con entusiasmo sus obras aunque Cosima nunca le invitó a Bayreuth. Parsifal en Bayreuth fue la gran revelación: “Querido Fritz: No sé cómo describirte mi estado actual. Mientras incapaz de decir la más mínima palabra, yo salía de “Parsifal” comprendí que la más grande y dolorosa revelación me había sido hecha y que yo la llevaría en mi intacta, durante toda mi vida”.

Mahler toma partido por Wagner desde su temprana adolescencia. Para los jóvenes el idealista alemán es el símbolo de la modernidad, el progreso y la libertad. Brahms representa la tradición conservadora. “Aquel que quiera escuchar música hermosa encontrara en Brahms todo lo que busque. El que quiera algo más que música tendrá que venir a mí”. Mahler entiende pronto estas palabras de Bruckner y acude al nuevo líder del movimiento wagneriano.

El 16 de Diciembre de 1877 se estrena en Viena la segunda versión de la “Sinfonía Wagner” de Bruckner, dirigida por el compositor. La hostil sala se vacía progresivamente. Las burlas son más ruidosas que los aplausos. Bruckner, dolido y desesperanzado, es animado cálidamente por sus alumnos. Las palabras afectuosas de Mahler prestan un cálido apoyo al místico vienés.

“Nunca he sido alumno de Bruckner –escribió Mahler años después- pero todo el mundo piensa que he estudiado con él, debido a que durante mi época de aprendizaje se me veía frecuentemente a su lado. Pese a nuestra diferencia de edad, Bruckner supo dar a nuestras relaciones un carácter de franca amistad. Evidentemente la comprensión y justa apreciación que yo tenía entonces de su ideal, no pudieron sino influenciar a mi propia convicción artística y humana. Me creo, pues, mucho más capacitado que otros para considerarme su alumno, lo que haré siempre con un sentimiento de profunda gratitud”.

Mahler se enmarca, pues, en la línea continua de evolución de la música vienesa. Sus sinfonías son esenciales para el desarrollo posterior de la historia de la música. Apoyó mucho a Schomberg, Zemlinski y Berg. Y sentó las bases de la música dodecafónica.
Mahler nunca alcanzó la felicidad. Atravesó serias depresiones y angustiosos problemas vitales. El Destino fue cruel. Todo ello se refleja en una música atormentada y pesimista.

Encontrar a Alma, una mujer excepcional, fue su única esperanza de felicidad. Pero las relaciones nunca se estabilizaron. Alma no se resignaba a quedar en segundo plano con respecto a la música. Gustav, que la quería apasionadamente, no podía renunciar, ni siquiera parcialmente, a su arte. La composición de “La Canción de la Tierra” y la “Novena Sinfonía” tuvo a Mahler sumido en estado de éxtasis varios meses. Alma se sintió abandonada y dejó temporalmente a Gustav. Conoció a Walter Gropius, arquitecto creador del estilo tubular considerado uno de los más importantes del siglo XX. Estaba cansada de la vida inquieta de Gustav y se sintió atraída por aquel joven culto y elegante.

Mahler percibió que algo había cambiado y se inició una época de renovado amor y atención hacia su atractiva esposa, un poco olvidada a causa del agobiante trabajo.

“Querida Alma:
He dormido bien y, no obstante, no he cesado ni un momento mi cariño y me he sentido muy feliz pensando en ti. ¡Me ama! Estas palabras son la esencia de mi vida. Cuando ya no pueda decirlas más, me moriré. Cuando hoy subí y tú no estabas allí, ¡como ansié verte y estrecharte en mis brazos! ¡Tú queridísima, mi intima amada!”.

Las relaciones se hicieron cada vez más inestables. Mahler acudió a la consulta de Sigmund Freud para varias sesiones de psicoanálisis. “Usted ama muchísimo a su mujer”. Mucho más de lo que pueda imaginar. Ella es importantísima para usted. Su trabajo es accesorio aunque le consuma tantas horas. En lo más profundo de su corazón sólo hay una persona: Alma”.
“Mi amada, ¡locamente amada, Alma! ¡Créeme, estoy loco de amor, desde la una del sábado no vivo! Gracias a Dios ya he recibido tus dos cartas. Ahora puedo respirar. Fui dichoso durante media hora. Pero ahora ya no lo aguanto más. Si te quedas otra semana me moriré. ¡Que maravillosas, que dulces eran tus cartas! Me decían algo que tú todavía no me habías dicho. Oh, dímelo a menudo, así siempre lo creeré como algo nuevo.

Alma y Gustav volvieron a vivir juntos. Pasaron el verano en una cabaña de leñador. Las emociones de los últimos tiempos habían sido demasiado intensas y el 18 de Mayo de 1911, en medio de una fuerte tormenta, Mahler gritó: ¡¡Mozart!!, ¡¡Mozart!!, ¡¡Mozart!! Y expiró.

Era el final de una larga vida que había constituido un permanente itinerario espiritual de Mozart a Wagner. Una vida de creación con una idea permanente: “El término sinfonía significa para mí construir, con todos los medios técnicos a mi disposición, un mundo”. Construyó nueve mundos y dejó uno incompleto.
“Serás muy solicitada cuando yo me vaya, porque tienes juventud y belleza”.

Lo estuvo. Alma contrajo matrimonio con Gropius. En el seno del mismo nació Manon, que inspiró a Alban Berg la obra maestra del dodecafonismo “Concierto de violín a la memoria de un ángel”.
Tras divorciarse de Gropius contrajo matrimonio con el célebre poeta y novelita Franz Wefel.

Otros hombres famosos la amaron: Hans Pfitzner, Gerhard Hauptman, Zemlinsky, Oscar Kokoscha, etc. Otros la admiraron profundamente. Richard Strauss, Bruno Walter, Schomberg, Alban Berg, que le dedicó “Wozzeck”…

Pero entre tantos creadores inmortales siempre prefirió a uno. Gustav Mahler fue su primer amor y ultimo amor verdadero. Como dijo Freud. “Él la quería mucho”.

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