Mahler. Hoy 18 de mayo de 1911 fallece Mahler. Sinfonía nº 3 " . La "Tercera" de Mahler otra creación maravillosa de Mahler y una de las mejores sinfonías de la historia.

Originalmente fue titulada Eine Sommermorgentraum (Un sueño de una mañana de verano). Mahler se vuelve más sosegado que en las dos primeras sinfonías pero mantiene la genialidad. Estreno mundial el 12 de agosto de 1902. Extracto de "Historia de la Sinfonía" de Pedro Beltrán. Ediciones CAM, Diciembre 1987.

Detalles del evento

Cuándo

18/05/2015
de 03:00 a 03:00

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Mahler escribe a Bruno Walter (1876-1962) desde Steinbacham-Attersee el 2 de julio de 1896:

“Querido amigo: le envió esta breve respuesta para invitarle a venir a vernos el 16. Quizá mis hermanos le hayan dicho que no he estado ocioso: espero que de aquí a unas semanas haya terminado la “Tercera”. Los primeros bosquejos están ya muy avanzados y trabajo en la orquestación. No dudo que nuestros amigos y los críticos, oficiales y oficiosos, tendrán vértigos de nuevo, pero los que disfruten con los agradables paseos que propongo se van a divertir mucho. La obra entera está, desde luego, ‘mancillada con mi deplorable sentido del humor’ y ‘aprovecha la ocasión de someterse a mi lamentable afición a los sonidos desagradables’. Bastante a menudo los músicos ‘no se prestan la menor atención mutua, y es toda mi naturaleza morbosa y brutal la que se revela en su entera desnudez’.
Cualquiera sabe que no puede pasarme sin trivialidades. Esta vez, sin embargo, se han franqueado todos los límites de lo soportable. ‘A veces se tiene la impresión de haber entrado en una pocilga’. Venga de prisa, entonces, después de haberse puesto su armadura. Si su gusto se ha refinado en Berlín prepárese para verlo irremediablemente estropeado. Mi saludo más afectuoso para usted y su familia y hasta pronto. Como siempre, Gustav Mahler”.

Como dice Marc Vignal tras “sus reflexiones sobre la vida y la muerte”, Mahler, más sosegado, nos ofrece aquí su poema de la naturaleza. Cuando recibió la visita de Bruno Walter le aconsejó que no admirara el paisaje: Es inútil; lo he cogido íntegramente para meterlo en mi “Tercera”.

Mahler vacilará respecto al título ¿El gai Savoir?, ¿Sueño de una noche de verano? ¿Pan? Ninguno de ellos subsiste en la partitura editada en 1898. Sopeña propone la denominación de “Sinfonía Nietzsche”.

Inicialmente la obra fue concebida en siete movimientos cuyos títulos era por este orden:
I. El verano hace su entrada
II. Lo que me contaron las flores del prado
III. Lo que me contaron los animales del bosque
IV. Lo que me contó la noche (el hombre)
V. Lo que me contaron las campanas del alba (los ángeles)
VI. Lo que me contó el amor
VII. Lo que me contó el niño

Finalmente tendrá sólo seis movimientos convirtiéndose el último en el final de la “Cuarta”.

Richard Strauss –muy admirador de esta sinfonía- señala la existencia de ciertos matices “socialistas”. Para explicarlo transcribimos el texto de hauptmann que cita Lukács: “Se contaba seriamente con una grandiosa catástrofe universal que tendría lugar, lo más tarde, en 1900 y que regeneraría el mundo. Como los pobres campesinos de antaño tenían esperanza en el reino milenario y en el nuevo Sión, así de manera no distinta, los círculos socialistas y los jóvenes intelectuales vecinos de sus ideas, tenían esperanza en la realización del futuro Estado socialista, estado social e ideal. Esto que aquí tenía un nombre y allí otro, surgía en el fondo de la misma fuerza y la misma aspiración del alma hacia la redención, la pureza y, en general, la perfección: la misma cosa era llamada por unos estado social, por otros liberal o, incluso, paraíso, reino milenario, reino celeste”.
Una llamada al unísono de las ocho trompas abre la sinfonía. La idea del primer movimiento, de una insólita duración de cuarenta minutos, es “El Despertar del Dios Pan, seguido de la entrada del verano. Enfrenta, pues, en una sonata de proporciones gigantescas, “ruidos de la naturaleza y llamadas varias a una marcha implacable y cada vez más voluminosa: despertar y fecundación de la materia por el espíritu creador, aquí concebido como el espíritu vivificados de la naturaleza”. Strauss veía en la marcha el desfile socialista del primer de mayo.

Los tres movimientos siguientes se suceden como en la segunda: tempo di minueto, primero; corte intermedio en la mayor, “la página más despreocupado que he compuesto, despreocupada como sólo saben serlo las flores…” Después un cómodo scherzando, nueva versión instrumental de un lied de Wunderhorn: “Ablosung in sommer” (Relevo estival). “El cuco se ha matado al caer de un árbol: ¿Quién nos anunciará ahora, en el verano el tiempo que va a hacer? El ruiseñor…”

Sigue un lied para voz de contralto, extraído de “Así hablaba Zaratustra” de Nietzsche. “Oh hombre presta atención. ¿Qué dice la medianoche profunda? He dormido…, el mundo es profundo. Las palabras de Nietzsche centrarán la segunda parte de “Muerte en Venecia” de Visconti. Como dice Sopeña quien el texto en el índice de “Así hablaba Zaratustra” puede engañarse. No es la “canción de la noche” de la segunda parte, sino el número doce, casi al final, antes del apéndice, del canto a la embriaguez. Vignal explica que en este movimiento la densidad de la expresión va pareja con la economía de los medios.

Sin interrupción surge el Wunderhorn: quinto movimiento en fa mayor para contralto solo, coro de mujeres, coro de niños, orquesta sin violines y cuatro campanas, utilizando el poema “Armer Kinder Bettlerlied” (Canto de mendicidad de los niños pobres). Regocijo de los ángeles ante el anuncio del perdón de los pecados cometidos por San Pedro; contrición de Pedro y absolución otorgada por Jesús; alabanza de las dichas celestiales y de la felicidad eterna. La contralto es Pedro: “¿Por qué llorar? Ya que las dichas celestiales le han sido otorgadas a Pedro por Jesús, a todos para su felicidad…”

Sopeña dice que en adagio final canta el Mahler más puro. La música apoteósica explica los misterios de la creación y nos transporta a un plano superior. Dios está presente de nuevo. Kerkegaard lo había dicho así. “Sacerdotes de sangre dulce nos abren de vez en cuando el libro de la naturaleza”.

Uno de los oyentes más afectados en el estreno fue Alma esposa del compositor:
“La audición de la obra me había convencido finalmente de la grandeza de Mahler. Esa noche le dedique mi amor y devoción con lágrimas de alegría. Comprendí lo que hasta entonces sólo había sospechado: Mi misión era eliminar todo obstáculo en el camino y vivir solamente para él”.

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