Corbiau tiene obsesión por la tensa, dramática y decadente belleza del Barroco y esta vez ha puesto sus ojos en el Barroco francés. No debe asombrarnos, pues el Barroco Francés fue un arte hecho para la propaganda, como casi todo el arte barroco. En Le Roi Danse (traducida al castellano como La pasión del Rey), Corbiau nos muestra la compleja relación entre el arte y el poder encarnada en uno de los compositores más celebrados del Barroco Francés, el italiano hecho francés Jean Baptiste Lully, el dramaturgo francés más celebrado Moliére y Luis XIV, popularmente conocido como El Rey Sol.
Su majestad Luis XIV, por la gracia de Dios rey de Francia, sabía usar todos los símbolos para acentuar su poder. Hizo construir Versalles para tener un universo a su medida… las fuentes con sus impresionantes juegos de agua debían funcionar a un ritmo específico cuando el se paseaba por los jardínes. Luis XIV, Le Roi Soleil, extremó las ceremonias de la etiqueta cortesana y anuló la independencia de los príncipes… en muchas ocasiones y de maneras implacables, dejó muy en claro que la única fortaleza a la que debía aspirar un noble francés, era un lugar en el corazón de Su Majestad.
Aquí, Corbiau pone en lid por los afectos de Luis XIV a las dos luminarias del arte francés del barroco: Lully, el compositor bailarín y Molière, el mordaz comediante dramaturgo. Si el primero lo hace bailar, el segundo lo hace reír. Si el primero resalta su juventud y su belleza, el segundo realza su inteligencia y sagacidad. En ambos creadores el joven rey halla espacio para su poder… el joven y feroz rey marca de un modo profundo a la vez que terrible la vida de los dos hombres.
El arte y el poder siempre han tenido una relación de odio y de amor. No pueden vivir el uno sin el otro y son una pareja prolífica tanto unidos como en agrio divorcio. El arte barroco, como muestra Corbiau, tenía una función política ineludible: patrocinar la armonía del universo; el universo entendido como sistema, donde cada elemento tiene un lugar y debe, desde su inalterable posición, contribuir a la permanencia de esta armonía.
Y de este modo, el rey baila y todo el universo debe ajustarse a su danza. En las elaboradas ceremonias de la corte, sean de etiqueta o de diversión, todos tienen su lugar en la comparsa mientras el rey ejecuta su danza ordenadora del universo. Y si el rey se tambalea…
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ABSOLUTA RECOMENDACIÓN DE LA PELÍCULA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Le roi danse, una genial película de Corbiau sobre la relación entre Lully, Molíere y Luis XIV de Francia (el Rey sol)
Es una de las lujosas y dramáticas películas de este director belga, el mismo que nos dió en Farinelli il castrato una exquisita meditación sobre el arte.