Sol Hachuel (1817–1834) fue una heroína judía ejecutada públicamente cuando tenía 17 años. Recibió la pena de muerte por supuesta apostasía del islam, una polémica pena, porque, según parece, nunca se convirtió a dicha religión. Una vez comentó:
«Judía nací, judía deseo morir.»
El sacrificio de Hachuel se convirtió en una inspiración para pintores y escritores. Una de las documentaciones más detalladas, basadas en entrevistas con testigos, la escribió Eugenio María Romero. Su libro El Martirio de la Joven Hachuel, ó, La Heroína Hebrea fue publicado en 1837 por primera vez y reeditado en 1838. Su historia también fue el sujeto de una canción de Françoise Atlan en su disco Romances Sefardíes.
En 1860 el artista francés Alfred Dehodencq pintó «Ejecución de una joven judía» inspirado por su vida y muerte.
Hachuel nació en 1817 en Tánger (Marruecos). Sus padres fueron Chaim y Simcha Hachuel y tenía un hermano mayor. Su padre era mercante y talmudista. Él organizaba un grupo de estudios hebreos de su hogar, lo que ayudo a la joven Sol a mantener sus creencias en el judaísmo. Su madre fue ama de casa. Se comentaba que la belleza de Sol no tenia comparación en toda la región del Tanger.
Como es costumbre en el judaísmo, llego la edad de Sol para casarse, por lo que sus padres comenzaron a buscarle un esposo.
Un día el Khalifa (gobernante) de la ciudad se fijó en ella. Y mando a sus guardias para que la traigan ante el. El le pidió matrimonio y ella, por motivos de la religión judía, no pudo acceder. Como judia no podía casarse con un musulmán. El khalifa al escucharla la encarcelo para que cambiara de opinión y comenzó con los preparativos de boda.
Después de tres semanas aproximadamente, fueron a buscarla, para la ceremonia, a lo que ella volvió a negarse. Se cree que fue sometida a torturas durante los próximos días, para finalmente ser ejecutada en una de las plazas de la ciudad.
Supuesta conversión al islam
Según indica Eugenio María Romero, la mejor amiga de la joven Sol era su vecina Tahra de Mesoodi, una devota niña musulmana que falsamente declaró haber convertido a Sol al islam, un hecho considerado sumamente piadoso bajo el código islámico de Maliki en esa época.
Basado en las memorias de Israel Joseph Benjamin, un explorador judío que visitó Marruecos a mediados del siglo XIX «jamás el sol de África había alumbrado una belleza más perfecta» que la de Sol Hachuel. Benjamin escribió que sus vecinos musulmanes habían dicho que «era un pecado que tal perla permaneciera en posesión de los judíos» y que «sería un crimen dejarles tal joya».