Fue planificado por el Armia Krajowa o Ejército Territorial, que representaba al gobierno constitucional en el exilio. Formaba parte de la llamada Operación Tempestad, cuyo objetivo era liberar Polonia antes de que lo hiciera la Unión Soviética. Las tropas polacas resistieron durante 63 días el asedio alemán, pero ante la falta de apoyo aliado, fueron superadas finalmente por las mucho mejor equipadas tropas alemanas. El final de la contienda se saldó con 250.000 civiles de Varsovia muertos, la mayoría ejecutados, y más del 85% de los edificios de la ciudad destruidos.
Cuando empezó el Levantamiento, el Ejército Rojo se encontraba a decenas de kilómetros de la capital, y al llegar el 16 de septiembre sólo debían cruzar el río Vístula para liberar Varsovia. Sin embargo, los soviéticos se detuvieron, lo que ha llevado a la mayoría de los historiadores a concluir que Stalin prefería que la sublevación fracasara, para poder gobernar Polonia con mayor facilidad durante los años de la Guerra Fría. Los soviéticos, por su parte, aseguraron que frenaron su avance por problemas de abastecimiento, ya que sus líneas de suministros estaban sobrextendidas desde la Operación Bagration.
El descubrimiento en 1943 de la Masacre de Katyn, donde miles de oficiales polacos fueron asesinados por las fuerzas soviéticas, dañó de forma irreparable las relaciones entre la Unión Soviética y el gobierno polaco constitucional, exiliado en Londres desde 1939.
Al ir liberando el Ejército Rojo los países ocupados por Alemania, quedó claro para los polacos que Stalin no permitiría que se restableciera el gobierno democrático en su país. Preocupado por esto, el gobierno polaco en el exilio ordenó a los generales del Armia Krajowa, el ejército de resistencia polaco, que intentaran liberar Polonia antes de que los soviéticos lo hicieran. Si bien era obvio que este ejército no contaba con suficientes recursos para mantener el país, pensaban expulsar a los alemanes por un tiempo suficiente para que los Aliados liberaran Polonia definitivamente.
El 13 de julio de 1944 los soviéticos llegaron a la antigua frontera polaco-soviética, y los generales del Armia Krajowa tuvieron que tomar una decisión: luchar contra Alemania, a pesar de que no contaban con apoyo extranjero concreto y recursos suficientes, o esperar a la llegada del Ejército Rojo, sabiendo que la propaganda soviética había acusado al Armia Krajowa de colaborar con los nazis y de ser unos cobardes. Además, los polacos tenían conocimiento de que los miembros del Armia Krajowa que habían participado en el Levantamiento de Wilno (actual Vilna), habían sido ejecutados o enviados a los gulags rusos.
El 27 de julio, el gobernador nazi de Polonia, Hans Frank, ordenó a 100.000 polacos que se presentaran en distintos puntos de la ciudad para ayudar a construir fortificaciones. El Armia Krajowa vio esta orden como un intento de desmembrar la resistencia polaca y ordenó a su vez que la orden alemana no fuera acatada.
Mientras tanto, la propaganda soviética intensificó sus ataques contra la resistencia polaca, asegurando que ésta estaba esperando con los brazos cruzados a que la Unión Soviética liberara Varsovia. Al mismo tiempo, radió mensajes a Polonia, urgiendo la necesidad de alzar el país y de cortar las líneas de comunicaciones alemanas.
El 29 de julio, las primeras tropas soviéticas llegaron a los suburbios de Varsovia, en la orilla oriental de río Vístula. Este episodio es conocido como la Batalla de Radzymin.
Preocupados de que al ignorar la orden del 27 de julio se produjeran represalias contra la población civil, los generales polacos decidieron adelantar el levantamiento y el 1 de agosto de 1944, el general Tadeusz Bór-Komorowski llamó a sus tropas a movilizarse.
El Ejército Territorial polaco contabilizaba 50 000 hombres,mujeres y niños. De estos, 23 000 eran veteranos, si bien la experiencia de muchos de ellos consistía en la lucha partisana y no tenían experiencia como soldados regulares. Debido a que la decisión de incluir a Varsovia en la Operación Tempestad fue cosa de último minuto, muchos miembros del Ejército Territorial se encontraban en otros frentes. Sin embargo, grupos partisanos independientes acudieron a la llamada de Varsovia. Entre estos se encontraban grupos de judíos que habían escapado del Gueto de Varsovia antes de su destrucción.
Durante el alzamiento, los Aliados occidentales arrojaron armas sobre Varsovia. Sumando a esto el botín obtenido de los alemanes, se incrementó el armamento y hasta se obtuvieron vehículos blindados. En las fábricas se pudieron producir 300 pistolas automáticas, 150 lanzallamas, 40 000 granadas, muchos morteros y hasta un automóvil blindado.
Para el 1 de agosto de 1944, la guarnición alemana de Varsovia consistía en 10 000 soldados bajo el mando del general Rainer Stahel. Sumando a las tropas ubicadas en la orilla oriental del río Vístula y los miembros de la policía y las SS presentes en Varsovia, la fuerza alemana total oscilaba entre 15 000 y 16 000 hombres.
Estas tropas se habían estado preparando durante meses para resistir en la ciudad, y se habían construido cientos de búnkeres de hormigón y muros de alambre de púas para proteger los edificios guardados por los alemanes. Además, unos 90 000 soldados adicionales se encontraban en regiones aledañas a la capital.
El 1 de agosto, a las 17:00 horas se inició la sublevación. Una mujer polaca avisó a los alemanes de los planes clandestinos, y las tropas habían empezado a movilizarse para el alzamiento, si bien no contaban con ningún plan para hacerle frente.
El levantamiento tuvo problemas desde el principio, ya que si bien el centro de la ciudad y la ciudad vieja fueron liberados exitosamente, en Wola las tropas polacas sufrieron grandes bajas para poder lograr sus objetivos. En Mokotów, los alemanes aplastaron la insurgencia polaca, mientras que en Praga, la alta concentración de fuerzas alemanas obligó a los insurgentes a regresar a sus escondites. El resultado fue lamentable, pues a pesar de que los polacos pudieron capturar grandes zonas de la ciudad, los distintos grupos quedaron aislados, incapaces de contactar entre sí.
Al perder la iniciativa, los polacos empezaron entonces a adoptar una actitud defensiva y a construir barricadas a lo largo de toda la ciudad. El 4 de agosto fue el día en el que el Ejército Territorial ocupó la mayor cantidad de territorio durante el alzamiento. Ese mismo día comenzaron a llegar los refuerzos alemanes al mando del SS-Obergruppenführer (general de ejército) Erich von dem Bach-Zelewski, que inmediatamente empezó a presionar para hacer contacto con las bolsas aisladas de alemanes.
El 5 de agosto los insurgentes ocuparon las ruinas del gueto judío. Ese mismo día, siguiendo las expeditivas órdenes de Hitler de «convertir la ciudad en un lago», el SS-Gruppenführer (teniente general) Heinz Reinefarth reunió a unos 40.000 civiles y los ejecutó.
Este episodio es recordado como la Matanza de Wola. Esta acción junto con otros excesos alemanes contra la población civil son mejor entendidos al explicar la lógica del Alto Mando Alemán, que creía que si ejecutaban a todo polaco capturado, la moral de los combatientes caería, lo que llevaría a una rendición prematura. Sin embargo, la aplicación de esta política fue contraproducente, ya que cuando los insurgentes conocieron el destino que les aguardaba si eran capturados, su voluntad de luchar se incrementó, porque pensaron que no tenían otra opción. Finalmente los comandantes alemanes se dieron cuenta de esto y a finales de septiembre, a los polacos capturados se les empezó a otorgar el trato de prisioneros de guerra.
El 5 de agosto empezaron a llegar más tanques alemanes a la zona, con civiles polacos adheridos como escudos humanos. Después de dos días de intensos combates, los alemanes lograron cortar el distrito de Wola en dos y llegaron a la Plaza Bankowy.
Entre el 9 de agosto y el 18 de agosto se libraron intensas batallas entre los alemanes y los polacos alrededor de la ciudad vieja y cerca de la plaza Bankowy. Los alemanes hicieron gala de las mismas tácticas que utilizaron en la invasión de Polonia unos años atrás. Éstas incluían el bombardeo de hospitales con banderas de la Cruz Roja por la Luftwaffe, así como el asesinato de médicos y enfermeras. Para finales de septiembre los defensores de la ciudad vieja fueron vencidos, y el 2 de agosto 5300 hombres y mujeres se batieron en retirada por las cloacas, que para aquel entonces eran un importante medio de comunicación de la insurgencia.
La llegada del supercañón Mörser-Gerät "Ziu" y de los bombarderos alemanes condenó a la destrucción a decenas de los edificios de Varsovia. La resistencia polaca, sin artillería y armas antiaéreas, observó impotente cómo su capital era demolida.
El 10 de septiembre, las tropas soviéticas alcanzaron la margen oriental del Vístula y capturaron los suburbios al este de Varsovia. Emisarios del Ejército Territorial polaco se reunieron con los comandantes soviéticos y les propusieron la formación de un regimiento de fuerzas mixtas. Sin embargo, agentes de la NKVD arrestaron inmediatamente a los emisarios y las conversaciones finalizaron abruptamente.
El Gobierno soviético justificó la falta de ayuda al levantamiento -de la que se acusó posteriormente y continúa siendo fuente de polémica- en el agotamiento del 2.º Frente Bielorruso que se encontraba frente a Varsovia, pero había sufrido un 28% de bajas al cruzar Bielorrusia y entrar en Polonia. El historiador militar David Glantz, sin negar el escaso interés político de Stalin en apoyar la resistencia polaca, proporciona cifras y argumentos que apoyan esta versión:
"Ciertamente, la resistencia alemana en la región era probablemente suficiente para detener cualquier ataque soviético, al menos hasta mediados de septiembre. Por consiguiente, un avance soviético sobre Varsovia habría implicado una gran reorientación de esfuerzos militares desde Magnuszew en el sur –o, más realistamente, desde el eje de los ríos Bug y Narew en el norte- para reunir fuerza suficiente para penetrar en Varsovia. Incluso si hubiesen alcanzado Varsovia, la ciudad habría sido un lugar costoso de limpiar de alemanes y una posición inadecuada desde la cual lanzar una nueva ofensiva.
El éxito estratégico de Bagration no llegó sin coste para los soviéticos. De las 2 331 000 tropas comprometidas en las operaciones Bielorrusa y Lublin-Brest, 178 507 fueron muertos o desaparecidos y 587 308 heridos. Además, 2957 tanques y cañones autopropulsados, así como también 2447 cañones y morteros fueron perdidos en combate o por razones logísticas. Las bajas soviéticas en la operación L’vov-Sandomierz totalizaron 65 001 muertos o desaparecidos y 224 295 heridos, y significó la pérdida de otros 1269 tanques y cañones autopropulsados y 1832 cañones y morteros."
Contradiciendo lo anterior, en el diario del IX Ejército Alemán se encuentra la siguiente anotación: «En contra de nuestras expectativas, el enemigo ha detenido su ofensiva a lo largo de todo el frente del IX Ejército».
El 26 de agosto, el general Zygmunt Berling ordenó reanudar los ataques contra el 6.º Ejército Panzer, y poco a poco los alemanes fueron empujados hasta el sector Praga de Varsovia, para luego tener que retirarse a la otra orilla del Vístula.
El ejército «soviético» que intentó capturar Varsovia fue en realidad el 1º Ejército Polaco, que estaba bajo las órdenes de la Unión Soviética. La vanguardia de este ejército llegó hasta los sectores de Czerniaków y Powiśle, donde establecieron contacto con el Ejército Territorial. Pero al no contar con apoyo aéreo y adecuada cantidad de artillería, estas unidades fueron obligadas a batirse en retirada.
La falta de apoyo por parte del Ejército Rojo frustró los intentos de los dos ejércitos polacos de restablecer el enlace. El general polaco Zygmunt Berling que mandaba el 1º Ejército Polaco fue relevado inmediatamente de su mando, y el nuevo comandante ordenó suspender toda actividad ofensiva durante «por lo menos cuatro meses». Al parecer, el avance de Berling había sido ordenado sin tener en cuenta las órdenes del Estado Mayor Central.
Tras las órdenes soviéticas probablemente cabe sospechar, además del temor de verse involucrados en una sangrienta pelea calle a calle, los planes invasores de Stalin hacia Polonia. Conviene recordar que Polonia fue invadida por la Unión Soviética el 17 de septiembre de 1939, y después de la conferencia de Yalta en 1945 fue prácticamente anexionada, sovietizada y los Polacos que lucharon en el Alzamiento de Varsovia fueron aprisionados, ejecutados o tuvieron que exiliarse.
En este punto, los polacos entendieron que no podían esperar apoyo exterior, y si bien continuaron la lucha fue con la esperanza de que la resistencia obligara a los alemanes a disminuir la dureza de las condiciones de rendición.
Según distintas fuentes entre 40.000 y 100.000 civiles y prisioneros de guerra polacos fueron asesinados por las tropas alemanas durante la represión del levantamiento de Varsovia, Matanza de Wola.
El 2 de octubre, el general Tadeusz Bór-Komorowski firmó la capitulación, que se aplicaba a todas las tropas polacas del Ejército Territorial, en el Cuartel General alemán, estando presente el general von dem Bach. De acuerdo con el documento firmado, la Wehrmacht se comprometía a tratar a los polacos sublevados de acuerdo con los términos establecidos en las Convenciones de Ginebra, además de respetar la vida de los civiles de Varsovia. La lucha fue muy intensa, tanto así que el jefe de las SS, Heinrich Himmler, anotó el 21 de septiembre de 1944: «Una de las más mortíferas batallas desde el comienzo de la guerra, tan difícil como la lucha por Stalingrado». Al menos por la cantidad de muertos, esto fue una exageración, ya que las cifras de bajas en Stalingrado hacen palidecer a las de Varsovia.
Al día siguiente de la capitulación, se empezó a desmantelar el Ejército Territorial. Unos 15.000 polacos fueron enviados, en calidad de prisioneros de guerra, a distintos campos en Alemania. Entre 5.000 y 6.000 combatientes se escurrieron entre la población civil, con la esperanza de levantar al pueblo de nuevo en el futuro. La población entera de Varsovia fue enviada de manera temporal al campo de concentración Durchgangslager en Pruszków. Se calcula que entre 350.000 y 550.000 civiles fueron trasladados a ese campo, de los cuales 90.000 fueron deportados luego a campos de trabajo en Alemania, 60.000 enviados campos de la muerte en (Ravensbruck, Auschwitz, Mauthausen, entre otros). El resto fue dispersado por el Gobierno General de Polonia.
Una vez Varsovia estuvo vacía, los alemanes continuaron con la demolición de la misma. Tropas de ingenieros alemanes llegaron a la zona para iniciar la demolición controlada de los edificios que habían sobrevivido. Siguiendo las órdenes de Hitler, se empezaron a trazar planes para convertir Varsovia en un lago. Con la ayuda de explosivos y lanzallamas, casa por casa fueron arrasadas. La destrucción fue organizada, prestando especial atención a los monumentos históricos, a los archivos nacionales y a los distintos puntos de interés. Para enero de 1945, el 85% de los edificios habían sido destruidos: el 25% durante el Alzamiento, mientras que el 35% fueron demolidos posteriormente por las tropas de ingenieros. El resto había sido destruido antes, durante el alzamiento del Gueto de Varsovia (15%) y la invasión de Polonia en 1939 (10%).
Se calcula que en total fueron destruidos 10.455 edificios, así como 923 edificios históricos (el 94% del total), 25 iglesias, 14 bibliotecas incluyendo la Biblioteca Nacional, 81 escuelas primarias, 64 escuelas secundarias, la Universidad de Varsovia y la Universidad Politécnica de Varsovia. Cerca de un millón de personas perdieron todas sus propiedades. El número de pérdidas se calcula en cerca de 40.000 millones de dólares estadounidenses de 1939. En 2004, el gobierno de Varsovia calculó que las pérdidas en propiedad municipal se acercaban a los 45 billones de dólares estadounidenses de 2004. Por supuesto que esto no incluye las propiedades de los habitantes de la ciudad.
El concejo municipal de Varsovia continúa solicitando, hasta el día de hoy, una indemnización a Alemania. La reconstrucción de Varsovia se realizó con la ayuda de paisajes realizados por las escuelas de arte de los pintores italianos Bacciarelli y Canaletto siglos atrás.
Finalmente 17 de enero de 1945, el Ejército Rojo entró en las ruinas de Varsovia, cruzando el río con relativa facilidad. En cuestión de horas capturó toda la ciudad, encontrando la mayor resistencia en el área de lo que era la Universidad de Varsovia, donde, sin embargo, lograron barrer a los defensores alemanes en una hora. Esta rápida victoria se logró en parte porque unas semanas antes, el IV Cuerpo SS Panzer había sido retirado para participar en la batalla de Budapest.
La película El pianista (2002), de Roman Polański, sitúa al protagonista Władysław Szpilman en Varsovia durante el Levantamiento del gueto de Varsovia y el Alzamiento de Varsovia, y muestra la consecuente destrucción sistemática de la ciudad
El Alzamiento o Levantamiento de Varsovia (en polaco: powstanie warszawskie, en inglés Warsaw Uprising, en alemán Warschauer Aufstand) tuvo lugar durante la ocupación nazi de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial, del 1 de agosto al 2 de octubre de 1944.