Libada alrededor del 19 de octubre de 202 a. C, no lejos de las murallas de Cartago, supuso el final de la segunda guerra púnica. En ella, un ejército romano de 40 000 hombres -34 000 infantes y 6000 a caballo- liderado por Publio Cornelio Escipión derrotó une fuerza cartaginesa dirigida por el legendario Aníbal Barca, que contaba con 51 000 hombres. Tras esta derrota, el Senado cartaginés acordó una paz humillante con la Répública romana, dando fin a una guerra que había durado 17 años.
Aníbal Barca fue uno de los genios militares más versátiles y capaces de la historia, y consiguió mantener a la República de Roma en vilo. Al comienzo de la batalla, Aníbal utilizó sus elefantes de guerra e infantería contra las tropas romanas para romper la cohesión de sus líneas y explotar las brechas que pudieran abrise. El ataque fue repelido por la infantería romana. Por su parte, Escipión ordenó hacer soner fuertes cuernos para asustar a los elefantes, lo que provocó que varios animales descontrolados se revolviesen contra el ala izquierda del ejército cartaginés, desbaratándolo completamente.
Aprovechando esta oportunidad, el líder de la caballería númida Masinissa -aliado de Roma- condujo a sus hombres contra el ala izquierda cartaginesa, también compuesta por caballería númida fiel a Cartago, y salió del campo de batalla sin darse cuenta. Mientras tanto el resto de los elefantes fueron astutamente conducidos por senderos hacia la retaguardia del ejército romano, donde los neutralizaron.
El plan de Escipión de minimizar la amenaza de los elefantes había funcionado. Las tropas de Escipión se reagruparon en la formación tradicional romana. Lelio, el comandante del ala izquierda romana, atacó contra el ala derecha cartaginesa y la caballería cartaginesa permitió que los romanos los persiguiesen para alejarlos del campo de batalla e impedirles atacar la retaguardia del ejército cartaginés.
Escipión entonces avanzó con el grueso de sus tropas hacia el centro cartaginés, bajo el control directo de Aníbal. Este se movió hacia delante con solo dos líneas de tropas, manteniendo una tercera línea de veterano en reserva. Tras una lucha cerrada, Aníbal fue empujado hacia atrás por los soldados romanos y ordenó a su segunda línea no permitir a la primera integrarse a sus filas.
La mayoría de ellos retrocedieron y se posicionaron en la segunda línea. Entonces atacó con su segunda línea, desencadenando un furioso frente que rechazó violentamente a la infantería romana, causándole cuantiosas pérdidas.
Sin embargo, todo cambió cuando la caballería romana atacó la retaguardia cartaginesa, envolviendo al ejército entre dos flancos y causando su destrucción. Se cree que alrededor de 20 000 soldados cartagineses murieron y 20 000 más fueron tomados prisioneros. La Batalla marcó el fin del poderío militar de Cartago, que nunca recuperaría su anterior gloria.
Gracias a la victoria de Zama, Publio Cornelio Escipión fue llamado a partir de entonces el Africano.
Aníbal tuvo que huir de Cartago para escapar al cautiverio romano, iniciando un penoso periplo por distintos reinos mediterráneos que demandaban su genio militar para combatir la expansión romana.
Las guerras púnicas se iniciaron con motivo del deseo de control comercial y político del mar Mediterráneo por parte de las dos grandes potencias de la época : Roma y Cartago.
La película "Escipión el africano"
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Título original
Scipione, detto anche l'africano aka
Año
1971
Duración
114 min.
País
Italia
Director
Luigi Magni
Reparto
Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman, Silvana Mangano, Ruggero Mastroianni, Turi Ferro, Enzo Fiermonte, Gianni Solaro, Woody Strode
Sinopsis
Publio Cornelio Escipión, llamado "el africano", y su hermano Lucio, llamado "el asiático", son acusados en el Senado por Catón, el Censor, de haberse adueñado de quinientos talentos, tributo de Antioco, rey de Siria. En realidad Catón no le preocupa tanto saber dónde ha ido a parar ese dinero, sino que le interesa inflingir un golpe al prestigio del Africano para evitar que, en un periodo en el que en Roma escasean los grandes hombres, la personalidad del célebre caudillo pueda hacer correr a la República el riesgo de una dictadura.